¡Auxilio, soy un gato! ((Libre))

Supo que algo andaba mal, increíblemente mal, cuando comenzó a sentirse mareado y perdió el conocimiento apenas por unos minutos. Al despertar e intentar ponerse de pie, comprobó que, primero, le era imposible alzarse normalmente y segundo, los objetos parecían más grandes, mucho más grandes. ¿O tal vez era que él se había encogido?
Pero lo que verdaderamente terminó por asustarlo, fue cuando en lugar de soltar una exclamación de sorpresa, lo que salió de su boca fue un:

-Miau-

Palideció (de haber podido) y se movió torpemente desesperado, hasta que pudo observarse en un charco de agua y comprobar algo que ya sabía.

“Soy un gato…”

Momentos atrás, otros caballeros y él habían sido enviados a apresar a un hechicero. Al llegar a su casa, encontraron con que ya había escapado, pero igual confiscaron todo lo que encontraron dentro. Incluyendo una olla de apariencia inocente en la que antes debió de haberse preparado una poción, puesto que de ahí brotaba un humo rosado que tuvo la mala suerte de inhalar al irla cargando él.
Cuando su “milagrosa” transformación ocurrió, se encontraba caminando por las calles del pueblo. Salvo por su fallida misión de atrapar al hechicero, no tenía otra cosa que hacer, así que había pensado en ir al mercado a comprar algunas cosas. Claro que sus planes cambiaron cuando empezó a sentirse mal y apenas y consiguió arrastrarse a un callejón antes convertirse en…bueno, un gato.
Volvió a observar su reflejo en el agua. Su pelaje era obscuro, excepto en el pecho, donde era blanco, sus ojos seguían siendo del mismo color que cuando era humano y tenía unas extrañas marcas donde antes hubieran estado sus anteojos.
Suspiró(?) preocupado. ¿Cómo podría regresar a la normalidad? Lo único que podía hacer, era buscar a alguien que lo ayudara, pero ¿a quién? y mejor aún, ¿cómo hacer para que lo reconocieran?

Spoiler:

Recorría la calle del pueblo algo deprimido, había conseguido todo lo que necesitaba para hacer el estupido remedio para mi padre, era tan aburrida mi vida que ya incluso la mágia se volvia aburrida, todo era para curar al vejete ¿que habia hecho para merecer esto?

Miro al otro lado de la acera, se encontraba un gato de pelaje oscuro y bastante grande como para ser callejero ¿se escaparía de alguna casa? pense inquieto cruzando la calle, era muy extraño ver a animales tan bien alimentados en aquél pueblo

Me pare frente a él y ví que no tenía collar, pero había una presencia muy extraña que salia de su interior que no era para nada normal en un gato... podía decir que casi era humana, o algo más

¿Te extraviaste? -dijo mirando al minino y luego me sentí algo tonto acaso un animal me respondería?

Le tomó un tiempo acostumbrarse a andar en cuatro patas. Las primeras veces se cayó, pero parecía por fin haberse hecho a la idea, así que no tuvo más accidentes de ese tipo. Claro que otros problemas no tardaron en surgir, como cuando unos perros intentaron atacarlo y asusto a un hombre que casi lo golpea con su bastón.

Hasta entonces pensó en lo difícil que le resultaría conseguir ayuda. Incluso cuando no era humano, las personas le huían. Y de todas formas, empezaba a dudar que alguien pudiera hacer algo para remediar su predicamento actual. Probablemente, un hechicero podría ayudarlo, pero no quería tener que llegar a eso y seguramente se opondría al saber que era en verdad un caballero, o quizás intentaría chantajearlo o pedirle algo a cambio por la ayuda. La otra alternativa era regresar a la Torre con los otros caballeros, pero seguramente le esperaba un fuerte regaño por haber sido tan descuidado, sin mencionar que sus compañeros no dejarían de burlarse de él. También cabía la posibilidad de que lo que fuera le hubiera pasado fuera sólo temporal, ¿pero y si no?

Desganado, se dejó caer. No tenía ánimos para nada. Ni siquiera se preocupó cuando notó a alguien parado frente a él. O al menos hasta que esa persona lo llamó y levantó la cabeza.
Lo reconoció. Era ese rubio amigo de Maria. Verdad que no lo había tratado mucho, pero si ella confiaba en él, no perdía nada haciéndolo también. Con renovado entusiasmo, se levantó torpemente y le dijo…

-Miau-más que maullido, sonó como un extraño gruñido. “Cierto, olvidé que no puedo hablar así…”volvió a deprimirse por su mala suerte.

Debes estar enfermo... -eso me pareció al ver como le costaba levantarse y además sus maullidos eran muy peculiares... ¿tal vez le había pasado algo? aún sentia una extraña presencia dentro de el animal, pero no podía dejarlo allí, primero porque amaba a los animales, y segundo porque tal vez podría encontrar a su dueño de camino a casa... o averiguar la verdad que podría encontrarse, ultimamente este pueblo esta muy extraño -ven, te ayudaré -lo tomé en brazos y lo lleve a casa -vamos a ver que tienes animalito -dije con una sonrisa

De haber podido, se habría sonrojado. Pero de cualquier manera, le apenó profundamente cuando aquel joven lo cargó en sus brazos. Si bien tuvo que admitir que no se sentía del todo mal. Seguramente, no lo hubieran tratado con esa gentileza de haber estado como humano.
-Miau-maulló en vez de suspirar(?). Todavía no se acostumbraba a su condición y la verdad esperaba no tener que hacerlo, pero ciertamente haría más fáciles las cosas.
Se tensó cuando el rubio lo examinaba con cuidado, lanzandole una fría mirada sin querer. En realidad se estaba preguntando si él lo recordaría y como hacer para comunicarse, puesto que dudaba que los maullidos fueran suficientes para hacerse entender.

Al cabo de un rato llegaron a casa del menor, este se habia percatado de que aquel animal no podia ser lo que aparentaba, no habia tratado de saltar de sus brazos ni una sola vez y tenia un aura diferente en el, como de quien ha sido hechizado
Que podre hacer contigo? dijo mientras entraba a su casa, amarrando a su perrito por si este queria atacar mi padre no esta, que raro dijo cerrando la puerta y acercandose al gato
Me siento como un idiota haciendo esto, pero aun asi lo intentare miro a los ojos del gatito y le hablo si eres una persona, quiero que alces una patita, y para el no dos patitas se sonrojo por decir semejante tonteria, pero era mejor estar seguro, ultimamente los brujos han estado haciendo de las suyas sin mirar a quien

Ladeo la cabeza en un gesto de confusión, incrédulo ante la pregunta. ¿Realmente había adivinado que era un humano? La grata sorpresa y alivio que sintió se esfumaron para dar paso a una sensación de desconfianza. Le parecía muy extraño que un simple joven hubiera podido deducir tan fácil que no era un gato común. Sospechoso, muy sospechoso. Recordó que los hechiceros tenían la habilidad de percibir el aura de los demás, siempre se los mencionaban en su entrenamiento como caballeros.
Sin quererlo, erizó el pelo del lomo, por una parte quería decirle(?) que lo habían hechizado, pero tantos desafortunados encuentros y peleas con otros hechiceros lo habían vuelto algo desconfiado. No por nada era caballero...y por lo mismo eso le había enseñado a intuir cuando de verdad alguien era peligroso y el rubio frente a él parecía no serlo.
"Bueno, después de todo tengo una amiga vampira..."levanto una pata"Espero no equivocarme..."

El chico se habia sorprendido, no podia creer que le habia acertado, bueno, eso era buena señal

Bien... Seguramente uno de los tantos idiotas que se hacen llamar hechiceros te hicieron esto dijo mientras suspiraba si esto lo hizo un novato podre ayudarte, si hay magia muy oscura de por medio... No estoy seguro pero antes de seguir, decidio preguntar algo importante
Oye... Si te regreso a la normalidad... No me haras nada cierto? demonios, no habia previsto la idea de que si el gato fuese un caballero o algo asi, el nunca se metia en problemas, pero eso no era algo qie los caballeros tomaran en cuenta

-...-suelta un gruñido, dándole la razón. "y que lo digas..." aunque, si había sido hechizado de una forma tan tonta, ¿no sería más bien él el idiota? Refunfuñó enfadado por el autoinsulto.
Lo escuchó con atención y las orejas en alto. ¿realmente podría regresarlo a la normalidad? Dejó que su nuevo instinto felino le ganara y avanzó hacia el rubio, restregando su cabeza en sus piernas y ronroneando. Se detuvo de golpe al notar lo que estaba haciendo, a tiempo para oír cuando le preguntaba si no le haría nada. Eso le hizo confiar más en él. Ahora por lo menos sabía que no intentaría chantajearlo o algo así.
Intentó llevarse la mano...er...pata al pecho en un gesto que quería decir "prometo no lastimarte", pero falló y terminó cayendo.

El gatito estaba restregandose contra el chico, eso lo hizo pensar que era una buena persona, al rato vio como intentaba darle su palabra y se cayo, probablemente le dolio si se toma en cuenta que era un humano
oh, ten cuidado!... Lo mejor sera que no te esfuerces replico sonriendo muy bien, te ayudare, pero tendras que esperar hasta la noche, porque a esta hora los hechizos de destransformacion no funcionan, parece de cuento no crees? termino por decir y luego le rasco la cabeza pero no te preocupes... Amigo? Eres chico? ahora estaba curioso, queria saber a menos que era la persona a la que ayudaria esa noche

Se levantó tratando de conservar algo de la dignidad que creía perdida. “No sirvo para ser gato” se lamentó. Notó que el joven rubio le sonreía y pudo ver su sincera preocupación. De haber estado como humano, le habría sonreído o al menos lo habría intentado, puesto que no se le daba bien ser expresivo.

Experimentó un profundo entusiasmo cuando le prometió que lo ayudaría, en verdad se sentía agradecido. No cualquiera se tomaría tantas molestias. De pronto, se sintió algo angustiado, ¿habría sido igual de amable si se lo hubiera encontrado siendo humano? ¿O tal vez lo habría ignorado o salido huyendo asustado por su apariencia? Decidió que no tenía caso mortificarse por eso, un problema a la vez y lo principal era regresar a su forma original. De acuerdo con el joven, tendría que esperar hasta la noche. Ladeó la cabeza. La verdad no sabía mucho de hechizos, conjuros y esas cosas. Sólo que la gran mayoría eran peligrosos y mal usados podían traer consecuencias desastrosas.

Se estiró instintivamente y por poco vuelve a caer cuando escuchó su pregunta. ¿Qué si era chico? ¡Claro que lo era! Recordando su nueva forma para comunicarse, alzó una pata queriéndole decir que sí. Parecían estarse entendiendo bien y honestamente él también se sentía algo curioso por conocer un poco más de él.

Ahh ya veo, me preocupe porque tal vez una chica me hubiese pateado si me hubiese referido a ella como "gatito" recordo su ultima visita al bosque y como todas las chicas de alli malinterpretaban las cosas sobre las que hablaba entonces mucho gusto amigo, aunque ya luego me diras tu nombre, yo soy Tino dijo tomando su patita derecha a modo de estrechar su mano Te traera algo de leche, ha de ser agotador estar en un cuerpo asi dijo levantandose y dejando al minino en la sala esperame fue lo ultimo que dijo mientras se dirigia a la cocina por algo para el gato

-Miau-maulló/gruñó para demostrarle que no estaba molesto. La verdad no podía culparlo por haberle preguntado eso-Miau-volvió a maullar, queriéndole decir "Mucho gusto" cuando estrechó su pata. Realmente Tino era muy amigable, se le hacía muy fácil confiar en él, a pesar que pudiera ser un hechicero. No pudo evitar que si todos los hechiceros fueran así de amables, otra cosa muy diferente sería. Al menos él nunca antes había conocido ni hablado con uno y el único contacto que tenía con ellos era cuando en sus misiones lo enviaban a capturarlos y tenía que esquivar conjuros y peligrosas maldiciones. Pero sentía que Tino era diferente. Se lamentó por no poder decirle su nombre, lo que pensaba era una gran muestra de descortesía.
Comenzó a sentir hambre en cuanto oyó la palabra "leche" ¿sería porque ahora era un gato? No tenía otra cosa que hacer, así que lo siguió a la cocina, deteniéndose a medio camino para dirigirle una mirada curiosa al pequeño perrito blanco que se encontraba atado.

Vio como el gato lo seguia, tal vez se sentiria algo solo si se quedaba alli, asi que no le dio importancia, luego dirigio la mirada en la misma direccion que el minino
el es Hanatamago es lindo verdad? Es como mi hijo sonrio y puso una pequeña olla a calentar con leche no sabria que mas darte, lo siento bajo la vista afligido, no le gustaba a ver a alguien en ese estado, y solo podria ayudarlo dentro de un par de horas
Al pasar los minutos estuvo lo suficientemente tibia como para calentarlo si tenia frio, la sirvio en un tazon profundo y la puso en el suelo ten dijo simplemente, sentandose a su lado para observarlo mientras bebia la leche

Pensó que el nombre del perro era muy original. La bolita de pelos blanca no parecía nada agresiva, más bien muy tierna y de haber podido, lo habría acariciado o se habría puesto a jugar con él. Las cosas tiernas eran su debilidad, incluyendo a los cachorritos y otros animalitos pequeños. Recordó que uno de los puntos de su sueño para su futuro perfecto, incluía tener un perro como mascota, preferentemente uno igual de adorable que Hana-Tamago.
-Miau- maulló, si bien lo que quiso decir fue: "leche está bien, gracias". Y se acercó a beber del tazón en el suelo. Sintió que esa experiencia le estaba enseñando a apreciar las cosas simples de la vida, como poder beber de un simple vaso. Hacerlo así era muy molesto y tenía los bigotes llenos de leche. Instintivamente, levantó una pata para limpiarse y no tardó en caer en cuenta del gesto gatuno que acababa de tener. Se volteó algo apenado hacia Tino, preguntándose qué pensaría de él ahora.

Sonrio, aquel fue un gesto muyt tierno, quien sea que fuese la persona debia ser una persona muy buena
Bueno, ahora solo debemos esperar un poco le rasco un poco la cabeza casi impulsivamente olvidando que era una persona a la que tenia al lado L-Lo siento rayos, eso fue un poco incomodo, antes de que el gatito hiciera algo se levanto Buscare algo de comida para Hanatamago se levanto un poco sonrojado y volviendo a la cocina

No es que fuera muy impaciente, pero le frustraba un poco tener que esperar un par de horas como gato, aunque era un precio pequeño a pagar con tal de volver a ser normal.
Se sobresaltó cuando sintió que le acariciaban la cabeza y soltó un suave ronroneo. Se sentía muy bien, hasta que Tino se disculpó por y corrió a la cocina.
Incluso como gato seguía siendo inexpresivo, de lo contrario le habría dicho lo mucho que le había agradado esa simple caricia. "O mejor no..." concluyó ligeramente apenado.
Aprovechando que se encontraba solo de momento, aprovechó para dar un pequeño recorrido por la casa del joven. El lugar estaba muy limpio y ordenado, todo se veía muy normal. "Me pregunto si vivirá solo"

Le preparo un poco de carne que sobro del amuerzo, le parecia extraño que su padre no hubiese vuelto aun, a lo mejor estaba en la cantina, con tal que se hubiese llevado su antidoto todo estaba bien. Hallo al gato dando vueltas por su casa, se paro apoyandose en una pared y le sonrió

¿Hallaste algo interesante? -le medio sonrió mientras se sentaba en el sillón -es una casa muy aburrida, pero trato de mantenerla viva -se acomodo mas en el sillón mirando el reloj

Probablemente la única cosa buena de ser gato, era el hecho de ser mucho más ágil. Saltó sin problemas del suelo a una silla y luego a una mesa, desde donde pudo tener una mejor vista. En el piso estaba un poco más limitado.
Desde ahí comprobó lo que ya sabía: era una casa perfectamente normal. Admitió que se sentía algo más decepcionado. En la casa de aquel hechicero que lo convirtió en gato habían todo tipo de amuletos, libros en lenguas extrañas y pociones. Si Tino era uno también, se esperaba encontrar algo más...inusual, pero parecía no ser el caso. Hasta entonces se atrevió a admitir que en parte, lo había estado examinando de acuerdo a su concepto de "hechicero", lo cual no era para nada justo. Lo estaba juzgando por el simple hecho de ser de otra raza(?), era justo como cuando a él lo juzgaban sólo por su apariencia.
Casi salta al techo cuando escuchó que lo llamaban. No quería que Tino pensaba estaba espiando o algo así. Al final optó por ir a echarse a su lado,

¿Sabes? ahora me diste ganas de tener un gato... aunque cuando Hanatamago esta suelto es igual a ti -dijo mientras reia un poco -ya la luna esta empezando a salir... tal vez no debamos esperar mucho, a menos que te arrepientas -dijo mientras miraba al animal a su lado -aunque dudo que lo hagas -se levantó sólo para colocar mas leña al fuego y volvio a su asiento -creo que tengo todo lo que necesitas en el sotano ¿quieres bajar conmigo a ver? -le pregunto animadamente al felino mientras se levantaba del asiento

-Miau-maulla sólo por maullar(?), pensando que él también quisiera tener una mascota, sea gato o perro. Mira hacia la ventana(?) al escuchar su comentario y se entusiasmó. ¡Volvería a ser normal! Soltó un entusiasta maullido y luego ronroneo, dirigiéndole una mirada llena de agradecimiento al joven rubio. Apenas y lo conocía, pero se sentía cómodo a su lado. ¿Seguiría siendo lo mismo cuando regresara a ser humano? Apenas por unos segundos, lo considero cuando Tino le cuestiono si se arrepentiría por volver a ser humano, al menos como gato no le tenía miedo. Abandonó ese pensamiento de inmediato cuando lo vio levantarse y luego lo siguió.

Vio cómo el felino lo seguía así que mantuvo la puerta abierta para que ambos salieran, se alejaron unos 6 metros de la casa donde había un pequeño porton, la puerta era una tabla de madera bastante gastada, el joven debía advertir de alg a su acompñanate

- No salgas corriendo ¿eh? es que aquí no están las cosas... bueno si estan, ya pronto te darás cuenta de lo que digo -dijo suspirando sin ver al gato, tenía la mirada fija en la puerta, se quito su collar en forma de cruz y lo insertó en una pequeña ranura que tenía esa misma forma, la puerta hizo un ruido estruendoso y cambio de color a uno lila profundo -tengo que mantener esto oculto o mi padre moriría de un infarto ¿vamos? -mantuvo la puerta abiera esperando a que el gato avanzara

Lo siguió dócilmente, preguntándose a dónde irían, hasta que se detuvieron frente a una puerta que desde su perspectiva le pareció muy grande.
Escuchó con atención la advertencia que le hizo y luego vio como se quitaba la cruz que colgaba de su cuello y la introducía en una hendidura. Pensó que se debía a que era un gato, pero de alguna manera fue capaz de presentir algo y su pelaje se erizó cuando un fuerte sonido se produjo. ¿Qué habría sido eso? Contempló unos instantes al joven rubio. Así que sí era un hechicero. Aún sabiendo eso, recordó la promesa que le hizo con anterioridad, no lo lastimaría ni intentaría hacerle algo. Que va, si lo regresaba a la normalidad, incluso estaría dispuesto a protegerlo de cualquier otra cosa. Después de todo, Tino se estaba exponiendo para ayudarlo a él, siendo que no lo conocía
-Miau-maulló para decirle que también guardaría su secreto y luego entró con cautela.

Bueno... creo que si tengo lo que necesitas -dijo divisando algunos frascos en la parte superior

Era una habitación estrecha pero larga con muchas botellas en distintos estantes y algunos amuletos que le había dejado su madre colgados en las paredes, todas las botellias contenian cosas diferentes en distintos colores -tu necesitas una destransformación... será fácil, pero necesitaria una combinación de cosas ¿diablos como era? -saco un libro de un estante, estaba escrito en finlandés, se sentó un rato en el sillón y lo leyo concentrado

Lo observó con curiosidad examinar unos frascos de contenido dudoso que honestamente, no queria saber que era, le bastaba con saber que eso, sea lo que fuera, podía volverlo a la normalidad.
El estar en ese lugar lo ponía muy nervioso, seguramente por su aumentada "percepción gatuna", dado que usualmente no se comportaba...vaya, pues como un gatito asustado.
Tino le habló y se tranquilizó un poco más al oír su voz. Por lo que entendió, necesitaba ciertos ingredientes para realizar algún tipo de mezcla. Parecía complicado y en ese momento se sintió más inútil que nunca. En verdad le hubiera gustado ayudarse por sí mismo, no quería meter a Tino en algún problema.
Terminó saltando a su lado en el sillón e intentó "leer" el libro que sostenía. Al final se dio por vencido, no podía entender ni una sola palabra escrita ahí y no supo si se debía a que era gato o porque el lenguaje era de por sí complicado.
-Miau-sonaba algo deprimido, no le gustaba sentirse tan inútil.