Afortunado encuentro ((Privado/Peter))

Echó un rápido vistazo a su alrededor antes de reanudar la marcha.

Aquel lugar le daba escalofríos. Nunca se podía estar seguro de quién o qué cosas pudieran estar merodeando por ahí y no era extraño que de vez en cuando alguien terminara extraviado. Justamente por eso estaba ahí en primer lugar. Era su turno para cubrir la guardia la guarda en el laberinto. No era exactamente su lugar favorito, pero la paga extra definitivamente le serviría para sus planes: podría terminar de hacer algunas remodelaciones en la casa donde vivía con su querida (casi) esposa y así estarían más cerca de cumplir su sueño de formar una familia.

Tanteó para asegurarse que llevaba su espada. Ir desarmado sería prácticamente un suicidio, sin mencionar sumamente imprudente tratándose de un caballero.

Sólo por si acaso, volvió a verificar sus alrededores nuevamente. Esperaba que fuera una noche tranquila y que pronto pudiera regresar a casa.

[Como no sé si se puede rolear como en "el pasado", mejor si hacemos un reencuentro y que acaben hablando de sus recuerdos, de cuando le encontró y eso~]

El viento meció las hojas de los árboles que inundaban aquel lugar. Un lobo aulló en la lejanía, y fue al poco respondido a coro por sus compañeros de manada. El silencio que se formó después lograba poner la piel de gallina. Aquella quietud y esa oscuridad oportuna, fruto de nubes que tapaban la luna redonda, no aportaba nada fuera de lo normal. Algo propio de un paraje como aquel.

Entonces, un sollozo emergió desde lo más profundo del laberinto. Amortiguado por los muros casi derruidos de aquella perdición del propio Minotauro, apenas duró unos segundos. Sin embargo, al poco fue seguido de otros más frecuentes y algunas palabras que apenas se lograban entender. Y parecía acercarse al sueco.

Tras aquellas paredes, un niño de poca estatura caminaba perdido. No sabía en dónde se había metido hasta que fue demasiado tarde. Estaba apenas a unos metros de la salida, aunque no lo vió, ocupado en sollozar lágrimas secas.

- E-Estoy perdido, desu yo... snif... Mamá... ... - Tenía las manos tapando su cara, mientras más lloros salían amortiguados. Estaba sentado en el suelo, apoyado contra uno de los muros y encogido como si quisiese con ello desaparecer de allí.

[Gomen la tardanza, pero solo puedo responder los fines de semana. Y gomen también porque quedó corto. Prometo que los siguientes post tendrán más contenido~~]

Fue alertado de inmediato al escuchar un sonido. Al principio pensó que era su imaginación, pero sin embargo se decidió a asegurarse. Provenía de un poco más adelante. Instintivamente se aferró al mango de su espada antes de avanzar con cautela para ver quién o qué se encontraba ahí.

Por su mente se pasó la idea de que tal vez fuera una trampa tendida por alguna criatura, pero bien podría ser que algún aldeano se hubiera perdido, en cuyo caso no podía dejarlo a su suerte. Simplemente tendría que extremar precauciones.

Al acercarse más a la fuerte del ruido, logró divisar una silueta pequeña que se ocultaba entre los muros del laberinto. Hizo un corto alto para evaluar bien la situación. La pequeña figura apenas y se notaba. Estaba completamente encogido. Casi podía jurar que se trataba de un niño, en cuyo caso no lo culpaba por estar tan asustado. De cualquier manera, ¿Por qué estaría un niño solo en ese lugar?

Sus sospechas se vieron confirmadas cuando se aproximó otro tanto. El pequeño estaba llorando. Pensaba en cómo acercarse sin espantarlo aún más. Bastantes sustos debía de haberse llevado ya, sin embargo cuando finalmente llego hasta él, apenas y pudo creer frente a quién se encontraba.

-¿P'ter...?

Spoiler:

A los hombres, por la curiosidad. A las mujeres, por la ternura o tal vez ese instinto maternal intrínseco. Así solía cazar a la mayoría de sus presas. Cuando el pobre incauto se encontraba cerca y desprevenido, entonces se podía decir que simplemente tenía que saltar a su cuello y darse el festín. Relamiéndose, aún con la cara oculta tras sus manos, evaluó lo buena que debería de saber la sangre de aquella persona. Alzó enseguida la cabeza, mostró los colmillos... pero no saltó. Y no fue que aquella persona supiese su nombre, sino que en realidad reconocía perfectamente de quién se trataba.

- P-Papá...

Como si fuera posible, empalideció más aún de lo que por su condición era. Y aquella expresión que tenía al atacar se cambió por una de miedo. Reconocía que era su padre, y en ocasiones normales se habría lanzado a sus brazos. Sin embargo, no sabía cómo reaccionaría en aquel momento. Además, ya había dejado claro que era un vampiro.

Los caballeros son los que, por costumbre, luchan contra aquellas criaturas que puedan amenazar a los habitantes del pueblo. Y éstas solían ser licántropos y vampiros, principalmente. Aún se acordaba de cuando se lo explicó, hace ya bastantes años. Antes los miraba con admiración, pero ahora mantiene distancias. Su presencia le infunde cierto temor, y el caso del sueco no iba a ser distinto. Retrocedió un poco, aunque seguía sentado, incapaz por el miedo siquiera de transformarse en murciélago.

- Papá... - Como si dudase realmente de sus ojos.

Desde que se había transformado, había procurado no volver a ver a todos sus antiguos conocidos, los de la otra vida. Tal vez por seguridad o por temor a la reacción de estos al saber la realidad. Por eso, para muchos simplemente había desaparecido, y en donde antaño solía vivir se crearon varias historias curiosas, como que los Cruzados le habían cazado para reclutarlo o que algún loco (pero no criatura) le había secuestrado y había tirado su cadáver en el bosque. Incluso varios habían segurado, mintiendo, que habían visto su fantasma. Pero en algo estaban todos de acuerdo y era en que no le volverían a ver. Al menos con vida.

[No pasa nada. Realmente a mí también me matan las clases. Menos mal que en este foro la actividad es tranquilita~~]

Apenas y podía creer lo que veía. Espero para asegurarse de era verdad y solo alguna mala pasada de su mente o algún tipo de extraña visión. Pero no, de verdad estaba ahí. Peter, su hijo, se encontraba frente a él. Aunque pudo notar que algo no andaba del todo bien.

Por un momento, la expresión del pequeño era distinta a la alegre que siempre le caracterizaba. Había sido reemplazada por otra digna de unas de las criaturas que en tantas ocasiones había atrapado y cazado.

"Vampiro..." susurró una voz en su mente.

No estaba seguro de qué hacer o qué decirle. Tenía demasiadas cosas que quería saber, pero ignoraba la forma correcta de abordarlas. Le preocupaba incomodarlo o asustarlo y que saliera huyendo. Realmente lo había echado de menos y no quería arruinar su reencuentro. Tomó aire mientras trataba de ordenar sus ideas y decidir cuál era la forma más apropiada de actuar.

Viendo que el pequeño dudaba y adivinando su nerviosismo, dio un paso hacia él con cautela. Además, dejó caer su espada al suelo, a manera de voto de confianza para demostrarle que por ningún motivo le haría daño.

Le miró desconfiado. Dio un pequeño brinco en el sitio al sentir la espada caer, pero fue aquel gesto el que logró ganarse su confianza. Extendiendo los brazos un poco y con paso lento pero seguro -no quería que su padre pensase que le iba a atacar- se le acercó. Le abrazó todo lo que sus brazos dieron de sí, escondiendo la cabeza entre las ropas del mayor.

- Papá... - Dijo, ahogado por la emoción.- Te extrañé mucho, desu yo...

Su espalda y sus hombros comenzaron a temblar. Estaba llorando de felicidad. Al poco se alejó con lágrimas en los ojos, y le miró.

- Ha pasado mucho tiempo.- Su primer impulso, después de ver a su padre, fue preguntar por su contraparte, el finés.- ¿Cómo está mamá? ¿Está contigo? ¿Está bien, desu yo?

Aún seguía conmocionado por aquel reencuentro tan al azar. Si embargo, se le notaba ya un poco más confiado y eso se mostraba en sus ojos y sus gestos, que no mantenían esa expresión de alerta propia de una criatura ante un peligro. Le volvió a abrazar, esta vez tomando impulso. Su papá seguía oliendo como de costumbre: como un Caballero, a armadura, mallas y metal. Lo único por aquel entonces no podía sentirlo con tanta nitidez como hoy día.

[Siento la tardanza~~]

No lo pensó dos veces para corresponderle el abrazo. En serio le había hecho falta, lo había extrañado demasiado. Lazos de sangre o no, eso no cambiaba el hecho de que Peter era su hijo, y también de Tino, y que ambos habían estado (y aún lo estaban) muy preocupados por él y temerosos de lo que pudo sucederle.

Le acarició la cabeza con una mano mientras que con la otra se ocupaba de mantener el abrazo. Por más infantil o ridículo que pudiera sonar, sentía que de soltarlo podría perderlo nuevamente y eso era algo que no estaba dispuesto a permitir. Su familia finalmente estaba junta y pensaba hacer todo de su parte para que siguiera así. Y sin embargo, sabía que algo no estaba del todo bien y probablemente nunca volvería a estarlo. Pero una cosa a la vez.

-T'no e'tá b'en-le limpió los rastros de las lágrimas con cautela-Te h'mos e'trañado m'cho...-dijo con sinceridad, para después volver a abrazarlo.

Se tomó unos instantes para disfrutar de la alegría de su reencuentro, pero después inhaló profundamente y se separó un poco, arrodillándose para quedar a su altura. Debía saber algunas cosas.

-P'ter, d'me...¿qué p'só?-preguntó tratando de no sonar muy serio y suavizar su mirada lo más posible. Quería infundirle la suficiente confianza para que le contara, y sobre todo, no asustarlo.

Spoiler:

Bajó la mirada, como avergonzado.

- Yo... salí por la noche al bosque y me perdí. Y comenzó a llover y... y tenía miedo... - Por un momento se le quebró la voz y estuvo apunto de echarse a llorar, pero supo contenerse.- Pero... encontré una casa, desu yo, y parecía habitada. Llamé a la puerta para pedir ayuda y... - Y ahí se acabó su corta narración, no porque no quisiese continuarla, sino porque no sabía como.- Después no sé lo que ocurrió, pero aparecí en una cueva ya convertido...

Hace círculos con el pie en la gravilla que había sobre aquel suelo de piedra que era la entrada al laberinto y tenía las manos a la espalda. En cierto modo estaba avergonzado y a la vez apenado de no haberle hecho caso a los adultos cuando le decían que no saliese al bosque de noche, aunque fuese a cazar gamusinos.

[Siento que sea tan corto ; w;]

Ah. Ahora lo comprendía todo. Pero al mismo tiempo el sentimiento de culpa se intensificó luego de que Peter terminó de narrarle su historia. Después de todo no había sido capaz de proteger a su familia ni mantenerla unida, y ahora un inocente niño, su propio hijo, era quien pagaba las consecuencias de su propia inutilidad.

Después siguió la negación. No podía ser, tal vez no había sido convertido totalmente...debía de haber una manera para...

Se obligó a dejar de autocompadecerse. Lo más importante era ayudar a Peter, demostrarle que tenía su apoyo y sobre todo, que lo quería y lo protegería así fuera vampiro, hombre lobo o cualquier otra cosa. Luego de unos instantes en silencio, finalmente se armó de valor para depositar un suave beso en un frente, un pequeño gesto que esperaba fuera capaz de expresarle todo su cariño, dado que no era muy bueno con las palabras y temía decir algo que pudiera arruinar el momento, o peor aún, asustarlo.

-¿D'nde v'ves?-no dudó en cuestionarlo, pero casi de inmediato cambió la pregunta-R'gresa con n'sotros, con T'no y c'nmigo- -más que una interrogante, era una petición, incluso más bien una orden. Esperaba no haber sonado demasiado autoritario, así como esperaba que Peter accediera.

- Me encantaría, desu yo. - le respondió abrazándole y apoyando la cabeza en su pecho, evitando mirarle a los ojos.- Me encantaría, papá, pero no quiero volver al pueblo. Prefiero vivir lejos, desu yo, de donde haya personas.

Esperó que lo comprendiese. Que notase en porqué y no pensase simplemente que era un marginado antisocial que repugnaba el contacto humano.

- N-No es que me guste estar solo - tratamudeó.- Sólo... no quiero que a mamá y a ti os persigan porque saben que vivo con vosotros, desu yo...

Ya era bastante doloroso que te odiasen y te persiguiesen como el médico de la época perseguía deshacerse de la peste como para encima tener que soportar el peso de la culpa por ser el causante de la misma desgracia a sus seres queridos.

Negó con la cabeza.

[Siento la tardanza ;w;)/]

Correspondió al abrazo sin mostrar aún intenciones de soltarlo. Sus razones las comprendía perfectamente y eran muy válidas, pero aún así no estaba dispuesto a aceptarlas. No iba a dejarlo ir ahora que su familia finalmente estaba completa de nuevo y haría todo lo posible y más porque siguiera así.

-E'taremos b'en-aseguró plenamente convencido. De cualquier manera, ya había quebrantado bastantes reglas al relacionarse con un hechicero como lo era Tino. ¿Qué más daba que un pequeño vampiro viviera con ellos? Y estaba seguro que el finlandés pensaba de la misma manera.

Se separó un poco para tomar su barbilla y alzarle el rostro, aprovechando para dirigirle una sonrisa.

-T'no v've en el b'sque, l'jos del p'eblo-comenzó a explicarle en tono suave-V'vimos j'ntos, y tu pu'des v'nir con n'sotros, los dos p'demos c'idarte.

Había tratado lo suficiente con vampiros, ya fuera por misiones o bien en situaciones más amistosas, como para saber lo que implicaba convivir con uno diariamente. Pero por ningún motivo dejaría a Peter sólo.

((Off: no te preocupes ^^))

Al chico se le iluminó la cara de felicidad.

- ¿E-En serio? - le miraba sonriente y le volvió a abrazar con fuerza, de la emoción.- ¡Sería genial vivir con papá y mamá como antes, desu yo! ¡Les he echado tanto de menos! - Se le ponen los ojos vidriosos, aunque dudaba lo siguiente que vendrían. ¿O acaso los vampiros podían llorar?

Entonces el estómago le rugió con bastante fuerza, reclamando su atención. Peter recordó entonces por qué había ido al laberinto: Para alimentarse. Sin embargo, el inesperado reencuentro con su padre adoptivo había desviado su misión y ahora el hambre que sentía estaba en un nivel bastante avanzado. Y el sueco olía tan bien. Tomó aire, sintiendo eso aroma que tenían los humanos que los hacían tan apetitosos entrar hasta sus fosas nasales y se relamió.

- Tal vez si... - entonces sacudió la cabeza con fuerza. No, no debía atacarle. Era su padre. La diferencia entre esto y ser comida era bastante grande.

El estómago no se dio por satisfecho y gruñó más fuerte, y el chico se puso nervioso porque Berwald era el único humano en kilómetros a la redonda, y él no quería tener que atacarle.

- P-Papá... - bajó la mirada, nervioso.- Tengo que ir a comer, papá... - era una indirecta para que le soltara. Si no, acabaría con sus dientes afilados en su yugular. Y muy probablemente no se daría cuenta.

Comenzó a fantasear sin darse cuenta. Peter necesitaría su propia habitación, aunque eso era lo de menos y también podrían decorarla según su gusto. Se los imaginó a los tres paseando y jugando tranquilamente. Tal vez incluso pudieran ir a nadar y pescar al lago, eso de verdad sería muy agradable. Compensaría todo el tiempo perdido y los malos ratos y sería el mejor padre para su pequeño hijo.

La realidad lo golpeó con fuerza cuando lo escuchó. Peter tenía hambre. Algo que aparentemente podría resolverse de manera sencilla se complicaba por el hecho de que el niño era un vampiro.

Lo miro sin soltarlo mientras analizaba sus opciones. La idea de pensar en él cazando gente y alimentándose de otros no le agradaba para nada. Aunque tampoco podía dejar que pasara hambre. Pero dejarlo irse sería peligroso. Podrían haber otros caballeros por ahí, además que le preocupaba volver a perderlo. Suspiró y cerró los ojos. Había tomado una decisión.

Finamente acabó por soltarlo para buscar su espada y rápidamente se hizo un corte en la muñeca que comenzó a sangrar profusamente.

-Ven...-lo llamó mientras le mostraba la herida-C'me, toma todo lo que n'cesites-pidió/ordenó convencido.