Lobo afortunado {Privado/Einar}

No era noche pero eso no significaba que los lobos no podían salir por el bosque. Ella había dejado sus propios cachorros con el padre mientras visitaba a su jauría. Adoraba a esos lobos, le habían dado la bienvenida a ella y a Wolfo, asombrados que en secreto wolfo sea un lobo de unos 150 años de la región invernal: Un lobo que habla, razona y muy sabio. Son difíciles de encontrar y por lo general acompañan a los elfos para su beneficio. De igual forma wolfo nunca habla con nadie, sólo a veces con Emilly. Es muy astuto.

El invierno hacía que los distintos pelajes se aclarara y estén erizados, así que los lobos se reunían para estar juntos y comentar cosas. Aunque para los humanos esto se vea imposible así era. Ella esperaba a su hijo Einar para darle una noticia, mientras que dos centinelas rondaban el bosque cerca de aquí y ella miraba a algunas crías. Los cachorritos eran lo más tierno que había.

Aunque wolfo no estaba permanecía tendida en la nieve acurrucada con otros lobos, dándose calor entre sí. Ya volverían los cazadores con un ciervo para poder comer algo.

A lo lejos uno de los centinelas aulló, avisando la proximidad de un lobo amigo; seguramente sería su hijo. Así que levantó el cuerpo para aullar en este frío, con una estela blanca saliendo de sus labios.

[spoiler]

Se había encaminado al bosque, Emily le había dicho que le tenía una sorpresa y que lo esperaba ahí a media tarde, que no se presentara antes ni después... eso era demasiado misterio para el, así que había tenido que contener su impaciencia antes de dirigirse al lugar.

Podía oler los lobos que rondaban, suponía que se trataría de la manada de Emily, aunque jamás se había adentrado en su territorio por respeto a ellos, por lo regular se sentía más cómodo entre lobos, pero la idea de presentarse con forma humana... lo hacía sentir inferior, el no era como ellos, ni si quiera como Emi, que era una licantropo completa, el era un humano antes que un lobo...

Escuchó un aullido que identifico como aviso, pero no había alerta en el, así que continuo su camino, sabiendo que iba por el lugar adecuado, lo confirmo cuando escuchó la voz de la loba resonar por el bosque, era una clara bienvenida. Acuno sus manos alrededor de sus labios y respondió el sonido, conocía a la perfección los

matices que formaban el sonido así que no tenía problemas con hacerlo de esa forma. Y apuro el paso, aun no terminaba el invierno y sentía el viento helado colándose entre la tela de sus ropas, seguro que cuando llegara estaría más caliente entre los lobos.

Los lobos estaban tranquilos, confiaban que habían hecho una perfecta organización y que si uno se presentaba como amigo no habría prblemas y en sí todos eran muy unidos. En la unidad está la fuerza, en la jauría está el orden y el calor en la familia. Los lobos no eran animales cualquiera y mucho menos unos desunidos. Ellos habían logrado algo que los vampiros jamás hicieron y algo digno de los hijos de gaia: La unión, la oganización y la fidelidad.

Ahora era tiempo de renovar fuerzas en la jauría, eran unos 60 en total contando los lobos del bosque dentro, los lobos del arroyo y este clan. El más grande, sólo porque la loba logró unir territorios para cazar y escapar del hombre y del vampiro, acercarse a los árboles y no molestar al pueblo sobre los árboles de los elfos.

Ahora, esperaba tendida en la nieve con otros lobos a que llegara su hijo. Los lobos no se inquietaban y los más ancianos estaban sumidos en sus pensamientos, analizando todo. Quién sabrá lo que ellos quieren ver.

- Einar~ acércate -murmuró, mientras se sentaba y los lobos a su lado lo miraban pero no se movían, los ancianos estaban sobre una roca, mirando al joven lobo que era su hijo.

Esperaban algo de los más viejo, la aprobación o el rechazo. Debía permanecer quieto el joven lobo.- Preséntate.

Camino hasta toparse con la gran conglomeración que había ahí reunida, se sintió un poco nervioso, no estaba muy seguro de que esperar, pero sabía que no podía ser nada malo. Vio un poco alrededor, observando los lobos que estaban presentes, mantenía la cabeza gacha como señal de respeto.

Levanto un poco la mirada al escuchar la voz de Emily, y dirigió brevemente la mirada a la roca donde estaban los ancianos antes de volver a bajarla, se sentía un poco nervioso, sabía que estaba siendo examinado, aunque no estaba seguro del porque; además su modo humano no ayudaba, aletargaba su instinto aunque no lograba dormirlo del todo, no cuando el había vivido gran parte de su vida en el bosque.

...Soy Einar, estoy a vuestra entera disposición murmuro sabiendo que todos podían oírlo perfectamente, agachándose en una especie de reverencia sobre el suelo helado, aunque más que eso, era una postura sumisa, el no era más que un extraño ahí, no podía llegar pavoneándose por ser el " recogido" de Emily.

El viento no soplaba por el lugar y parecía que las risas traviesas de las ninfas habían callado para poner atención. Era extraño ver a los ancianos reunidos. Lobos grandes, grises, canosos y sabios. Eran cinco en total, el más robusto estaba hasta arriba y había dos a cada lado suyo.

El lobo mayor tenía una cicatriz en el rostro muy intimidante, cerca del ojo pero no lo rozaba. Abrió el hocico y una voz imponente y paciente salía en ese lenguaje canino que pocos podían entender, dijo.- Sois un joven respetuoso y hábil para tus años de inexperiencia; el respeto y la sumisión que mostraste te serán galardonados sin duda. -su voz se hacía escuchar mientras que los demás le guardaban el respeto haciendo silencio, con sus miradas fijas en Einar. El anciano volvió a hablar- La luna llena nace para los más afortunados indiferente a su procedencia y a su pasado, el camino nos lo formamos todos juntos con las decisiones correctas.


Alzó la voz para la jauría, quien ahora miraba su gran silueta.- Así es como los árboles altos y débiles se afirman con los más jóvenes y se crea un sólo árbol. Que perduren sus raíces aún después de muerto, que siempre sigamos "en unidad, fraternidad y fidelidad". -Luego aulló con fuerza como bienvenida al joven lobo de pelaje invernal, seguido de los aullidos de sus compañeros ancianos y todos los de la manada, aún los lobos del arroyo y los de la entrada al bosque, los aullidos resonaron en el bosque y de seguro hasta el calabozo del castillo.

Para los humanos normales esto sería mal augurio y sin duda para los vampiros es una tragedia, mientras que para los lobos es una aceptación de un viajante a su jauría, al bosque mismo como hermano lobo.

El anciano mayor saltó de la roca y cayó como humano, un fornido que demostraba que los años podían pasar con toda dignidad por su piel, orgulloso de su vejes y su sabiduría. La más feliz ahora era la orgullosa Emilly, que sonreía sin ocultarlo como no ocultaba su cola y sus orejas.- Bienvenido -murmuró ella, mientras los demás lobos se acercaban al joven para olfatearlo o hacerle gestos de cariño y aceptación.

- Einar, ¿crees que sea difícil que memorices en tu piel "unidad, fraternidad y fidelidad"? -esas eran las bases de los lobos del bosque centro, como se hacía llamar la unidad del clan que vivía bajo las casas de los elfos en los árboles, los lobos que rondaban el río y los centinelas de la entrada al bosque. Esas tres bases lograron una convivencia no solo entre ellos, sino con gaia.

Aún no terminaba de hablar cuando uno de los lobos ancianos tironeó de la manga del pobre joven para que lo acompañase. Era la anciana.- Bienvenido muchacho, pero esto conllevará una gran responsabilidad, ¿crees que puedas con ella? tu madre era un ejemplo para nosotros, ella tenía una convivencia perfecta y una fraternidad inigualable con su compañero.

La gran loba tenía una voz común y no tan pausada, pero se sentía una calidez en su hablar y su andar única, los ancianos podían permaneces en su forma lobuna sin alterar algunas cualidades humanas, condición difícil de adoptar.

Lo escucho hablar sin variar su postura en lo más mínimo, entendía perfectamente todo lo que decía y podía comprender a lo que se refería... un poco al menos, era un adolescente nacido en la magia y convertido en lobo desde muy joven, había crecido en los bosques y aunque no se sentía del todo cómodo en las multitudes, no eran personas con las que estaba tratando, eran lobos, se regían de manera diferentes y él estaba orgulloso de que le aceptaran entre ellos.

Coreo el aullido de la manada, aun con algo de timidez, pero sabiéndose ahora parte de ellos, sintiendo como le abrazaban con ese sencillo gesto. Lo que pensaran otros seres no tenía mayor relevancia, ese momento era suyo... era de todos los ahí presentes y nada más importaba.

Se puso de pie lentamente, haciendo una ligera inclinación al anciano como muestra de respeto y aceptando de buena ganas los gestos de los demás lobos, no sonreía abiertamente porque no acostumbraba a hacerlo, pero se notaba que estaba feliz. Nego con la cabeza a las palabras del mayor No será difícil

Estoy dispuesto a dar mi mayor esfuerzo... murmuro sin estar seguro de que se refería la anciana, volteo a ver de reojo a Emily tratando de dilucidar a que se estaba refiriendo la loba.

Sonreía y nada más, no demostraba otra cosa que no sea felicidad. Se sentía orgullosa de Einar y su buena presentación, por eso no lo juzgaron antes de entrar al bosque.

Por otra parte la anciana se acercaba a un lugar más cálido, de muchas hembras ue tenían algo entre ellas, algo pequeño y suave.- Bueno muchacho, ahora debes escoger y que te escoja tu compañero, es tradición que los lobos que son integrados deben ganarse la confianza cuidando un cachorro. Tu madre cuidó séis más su lobo de compañía que lo trajo de tierras lejanas. Sabemos que no nos defraudarás. Míralos, llama a uno -hablaba la anciana mientras unos cachorritos se movían tiernos jugando entre ellos, algunos durmiendo y otros simplemente mirando a los demás jugar. Ninguno había prestado atención a los tres que llegaron, uno de ellos sin darse cuenta era llamado, ¿cuál?

Spoiler:

Siguió a la anciana loba hasta el lugar donde estaban los cachorros y los observo extasiado por un momento, eran muy tiernos, a el le encantaban las crías. Sonrió suavemente observándolos corretear, jugar y hacer demás cosas correspondientes a los pequeños.

Asintió a las palabras que le decían y se agacho silbando suavemente para llamar la atención de los pequeños. Algunos voltearon a verlo, otros corrieron a esconderse tras sus madres y otros cuantos simplemente lo ignoraron a pro de seguir jugueteando o dormidos. Espero unos momentos, viéndolos uno a uno mientras ellos hacían lo propio.

Finalmente uno de los que habían estado correteando por ahí, comenzó a dar unos pasos hacia el, primero un poco inseguros y después con toda la animosidad del mundo, meneando la cola alegremente.

Sonrió un poco más al sentir como se le abalanzaba a lamer suavemente su rostro, apenas unos momentos después los demás cachorros se abalanzaron igualmente sobre el, tumbándolo de espaldas en el suelo y trepándose a jalarle la ropa y el cabello, aunque el más aventado era sin lugar a dudas el primer cachorro que se había acercado.

Una de las lobas aulló suavemente, llamando a las crías que gimotearon a modo de queja antes de regresar con ellas por la mirada severa que les dirigieron. Excepto por el pequeño que se acomodo entre sus piernas negándose a regresar con los demás.

Spoiler:

Ella miraba a los cachorros, conocía a la mayoría. Miraba como su hijo llamaba y los otros los observaban, se suponía que uno debía escogerlo y este sería el reto. Los lobos eran siempre o muy iguales o contrarios y al parecer... a Einar le tocó uno feliz, animoso y lleno de energía. Emilly rió al ver que se le abalanzó uno y luego todos los otros, ¡se veían tan tiernos! Sobre todo su hijo con esa expresión de felicidad, no era mucha expresión pero a ella no la engañaba.

La anciana lo miraba con una sonrisa menuda y engañosa.- Vaya, vaya... te a tocado un compañero con mucha energía, capaz de seguirte a paso firme hasta el otro lado del bosque -suspiró, como si supiera la situación por la que debe pasar con el cachorro.- éste será tu compañero y debes cuidarlo como a un hermano, así mismo él aprenderá de ti y te admirará. Procura ser un buen ejemplo -la loba mayor se sentó mientras Emilly miraba de atrás con una sonrisa enorme.- Los dos son muy tiernos~

Acarició distraidamente al cachorro que se ocupaba de mirar a los otros cachorros muy ufano, como si se sintiera muy orgulloso de estar entre sus brazos y ser acariciado por el. Escuchaba de forma atenta las palabras de la anciana y asentía a ellas, estaba un poco nervioso sobre si en verdad podría ser un buen ejemplo pero estaba dispuesto a hacer todo lo posible porque así fuera.

Pero aun tenía una duda...bueno no era duda, era un sentimiento de inseguridad, volteo a ver a las hembras que cuidaban de los cachorros y luego a su pequeño nuevo amigo ¿en verdad estaría bien separarlo de su madre?

Estoy dispuesto... murmuro suavemente, aun no se levantaba del suelo y tenía una mano sobre la cabecita del lobito que se había volteado a verlo al escucharlo hablar ...pero... no sabía como decirlo sin que sonara a rechazo ...¿En verdad esta bien para el ir con migo?...

Emilly los miraba cuando notó la duda en su ser, sabía un poco cómo se podría sentir. Entonces esperaba que dijera algo.

La anciana igual lo notó, mirándolo atenta a lo que diría.

Así ambas hablaron a la par- Éso sólo lo puedes demostrar tú, ésa es la prueba -las hembras se miraron y rieron, ambas sabían que esa duda aterraba a todos y en sí, superarla hacía a un lobo responsable y más apegado a la manada y no era sólo de cuidar a un cachorro para adiestrarlo, con ello probaban muchas cosas. Si los seres humanos fueran así de unidos, jamás se levantaría la guerra.

Asintió ligeramente, entendía eso... o quería pensar que lo entendía al menos, pero esa no era realmente su preocupación, paseo su vista del cachorro que estaba sentado entre sus piernas a las lobas que lo observaban atentamente ¿sería correcto separarlo de su madre?

Yo... antes que pudiera decir más soltó un ligero jadeo, un dolor se instaló en la mano que antes acariciaba a su pequeño amigo. Fijo sus ojos en el lobito que le devolvió la mirada por largos segundos.

Dio un corto asentamiento y se puso de pie tomándolo en brazos Solo no lo vuelvas a hacer le murmuro dándole una palmada cariñosa en la cabeza. Ahora no tenía dudas.

Voy a hacerlo señalo tranquilamente rascandole suavemente las orejas al cachorro que miraba a los otros muy orgulloso de sí mismo. La mirada que le había dado el pequeño estaba llena de fuerza y seguridad, no tenía ni una sola duda acerca de irse con el, solo eso necesito para terminar de decidirse.

Las mujeres callaron pero cuando uno se unía a un clan o jauría todo tenía algo distinto o un sentido especial hasta en lo más mínimo.

Esa iniciación significaba el aprender enseñando, en dar lo mejor de sí por el otro para que así el otro pueda aprender a dar lo mejor para los demás. La unión de un cachorro con un muchacho sumergía a ambos en entender el comportamiento del otro, en saber qué cosas los unían más y qué intentaban separarlos. Crear una hermandad, una unidad perpetua.

Buscaba crear un lazo de unidad con el cachorro y el joven, para que ambos aprecien y vean a los demás como alguien del cual pueden aprender o al cual pueden enseñar.

Buscaban crear fraternidad entre sangre distinta, en enseñar que hermanos todos somos y que sólo unos pocos lo podemos ver. Todos nacemos, crecemos y morimos, nadie se podría eceptuar de éste siclo.

Busca sacar la fidelidad entre los compañeros. Aunque uno sea mayor y el otro muy joven, nunca deben de estar separados, nunca deben traicionar al otro. Nunca deben perder al otro.