En lo profundo del bosque ((Privado))

A pesar de los consejos que algunos aldeanos le dieron de no adentrarse tanto en el bosque, ella simplemente decidió ignorarlo. No hacía mucho que había llegado a ese pueblo y necesitaba investigar con qué recursos contaba para fabricar sus pociones. Estaba demasiado acostumbrada a emplear las plantas de su isla y dudaba que en ese lugar pudiera encontrarlas todas. Seguramente tendría que cambiar algunos de los ingredientes para que sus pociones siguieran funcionando y para eso tendría que analizar con cuidado las plantas del bosque.
-Es un bonito día~-tarareando una canción mientras coloca algunas hierbas y hongos en su cesta-Aunque...es aburrido estar sola-suspira desganada.
Había sido su desición dejar su hogar y a sus amigos y familia para aprender a controlar bien sus poderes, pero eso no impedía que se sintiera algo abandonada. Para empeorar las cosas, no conocía a nadie y tenía que ser extremadamente cuidadosa con la personas o podría ponerse en evidencia y ser entregada a esos temibles Caballeros. Algo que le era bastante complicado, debido a que era extremadamente sociable.
-Bueno, al menos te tengo a ti-observó la burbuja donde viajaba su pez mascota, la había dejado frente a ella sobre la hierba.

Sabía que había un poblado cerca, alzanzaba a percibir los olores y murmullos de un mercado, sin embargo no se animaba a acercarse, se sentía más seguro oculto entre los árboles. Suspuiro por énesima vez ese día, por mucho que le desagradaran las multitudes, sabía que tendría que ir hacia allá, no había otra manera de conseguir información.

Apretó con fuerza su medallón en su mano y alzó la vista al cielo, aun era temprano quizá pudiera conseguir algo de alimento en los alrededores y llegar a la villa casi al anochecer, cuando no hubiera tantas personas afuera. Asintió para si mismo mientras volvía a guardar el dije entre sus ropas y comenzaba a caminar.

Una voz femenina atrajo su atención, se acercó despacio, que no escuchara contestación no significaba que se encontrara sola. Alcanzó a distinguir a una joven morena que recogía plantas mientras hablaba con una burbuja de ¿agua de mar? olfateo con más persistencia, no conocía el mar, pero eso era agua salada, y definitivamente no olía como ningun río ni lago que el hubiera conocido.

Estaba tan concentrado con los aromas que no se dio cuenta de la rama en suelo, hasta que esta lo hizo tropezar y caer de una forma muy poco digna para un hombre lobo. Bufó molesto por el hecho antes de darse cuenta que eso sin dudas debió haber atraído la tención de la joven.

Un repentino sonido la hizo levantarse del golpe y arrojar al suelo su canasta y todas las hierbas que tenía dentro, ya bien clasificadas.
-¡Maldición!-gritó enfada viendo todo su trabajo arruinado-¡Maldición, maldi...!¿Huh?-su enojo se enfrió de pronto al detectar una presecia familiar cerca de ella. Se giró de golpe para descubrir a un chico de su edad de cabello blanco. Su rostro se iluminó y sin pensarlo dos veces, echó a correr hacia él, inclinándose para quedar a su altura dado que estaba en el suelo.
-¡Hola!-saludó entusiasmada-¿De pura casualidad no serás un hombre lobo?-preguntó con una gran sonrisa.

Abrió garndes los ojos cuando se dio cuenta que se dirigía hacia el. Se encongió un poco cuando se dió cuenta que se acercaba a él, esperando un golpe. Se sorprendió enormemente cuando escuchó la pregunta de la chica y se sentó sobre sus piernas observandola con curiosidad.

Inhalo profundamente y se soprendió aun más al darse cuenta del olor que desprendía la chica... era algo nuevo, y al mismo tiempo increiblemente conocido. Olvido por completo que ella esperaba una respuesta y comenzó a aspirar más profundamente para tratar de desifrar el aroma que desprendía. En un principió pensó que olía como el, a lobo, pero ese era solo uno de los muchos componentes de su olor.

Finalmente se vio obligado a hablar con ella, para averigual que clase se criatura era. ¿Qué eres tu?

Soltó una risita, divertida por su pregunta.
-Mil disculpas, creo que debí presentarme primero-se levantó y le ofreció su mano, para ayudarlo a hacer lo mismo-Soy Veronique Sey Zelley, pero puedes decirme Sey-le dirigió una cálida sonrisa, esperando que se pusiera de pie-Y respondiendo a tu pregunta...-se llevó el dedo índice a los labios, en actitud juguetona- Soy igual que tú, o bueno...parte de mí lo es-le dio la espalda-¿Me vas a decir tu nombre, lobito?-

La observó confuso ante la gran cantidad de palabras que salían de su boca ¿Cómo podía hablar tanto sin ahogarse? Se dio cuenta de que le tendía la mano para ayudarlo a levantarse, pero dando un ligero bufido se puso en pie por si mismo, sacudiendo sus ropas.

No estaba seguro de como actuar, hasta que ella le dio la espalda... nadie con sentido común le daría la espalda a alguien que acaba de conocer... especialmente a un lobo como el. Esto le causo una contradicción, esa chica, o era muy tonta o tenía suficiente poder para terminar con el.

Respingo cuando ella le llamó "lobito", únicamente su tía le había llamado así, y solo cuando era un niño pequeño, ¿Quien era esa chica realmente?

Einar Mucho a su pesar, la curiosidad podía más que él, ¿Qué era ella y de dónde venía?, le dio su nombre sin dejar de observarla de la cabeza a los pies en busca de algun detalle que le resolviera sus dudad.

Volvió a reír cuando escuchó su nombre, para darse la vuelta y estrechar su mano en un gesto de amistad. Al parecer había encontrado a alguien muy interesante. Había visto otros hombres lobos en su isla, su abuelo del lado de su padre era uno de ellos. Se encargaban de mantener a otras criaturas y monstruos más peligrosos a raya, y a todos se les enseñaba a controlar sus instintos desde que eran jóvenes. Contempló al chico con detenimiento. Sentía que había algo diferente en él, una especie de vacío en su aura que no supo determinar a qué se debía. Tenía que hablar más con él.
-Entonces...lobito "Einar"-repitió tranquilamente-Pues sí, tu y yo somos iguales, al menos en parte-suspira-Mi padre es mitad hombre lobo, así que yo también tengo algo de...¡Waaaah!-de pronto, recordó a qué había ido al bosque en primer lugar- ¡Mis plantas! Bien, se un buen lobito y ven conmigo-lo jaló del brazo sin más

Se sonrojo enormente cuando ella tomo su mano, no estaba acostumbtado al contacto físico. Frunció el seño cuando ella volvio a llamarle "lobito" odiaba ser tratado como un niño. Pero no le dio tiempo de replicar, porque la chica ya estaba hablando de otra cosa....¿Tenía sangre de lobo? Eso explicaba porque tenía un aroma familiar... pero aun no entendía muchas cosas.

Fue halado por ella hasta el lugar en que estaba una casnasta con muchas plantas altededor. ¿Querría acaso que le ayudara a levantarlas?

Sin esperar a que ella dijera algo más, tomó algunas de las plantas y fue acomodandolas de vuelta en su lugar, conocía algo de hierbas, después de todo, no puedes ser un lobo viviendo en un bosque sin aprender algunas cosas.

Ni bien iba a pedirle que le ayudara, el chico ya estaba acomodando las diferentes plantas y hierbas con extremada facilidad. Lo observó con los ojos y la boca bien abiertos. A ella le había tomado un buen rato clasificarlas todas y él lo hacía ver muy fácil. Frunció el ceño enojada, para luego cruzarse de brazos y colocar una expresión resentida. Sin embargo, la curiosidad pudo más y también otro detalle...
-¿Crees que podrías ayudarme? Es que no conosco bien las plantas de por aquí, y de verdad las necesito para mis pociones-explicó mientras lo tomaba de las manos y colocaba su expresión más dulce-En mi isla habían unas muy diferentes-suspiró con nostalgia.

Podía sentir la mirada curiosa sobre el, urgiendole a trabajar más aprisa para poder irse. Sitió que la chica..¿Cuál había dicho que era su nombre? ...Veronique Sey, cierto; bueno ella se acercaba a el, y tuvo el impulso de alejarse del lugar, pero aun sostenía la canasta en sus manos y soltarla sería un desperdicio de su trabajo.

Así pues se quedo quieto en espera del próximo movimiento de ella. Se sorprendió mucho cuando lo tomo de las manos y le pidió ayuda. Bajo la mirada y tironeo ligeramente sus brazos, intentando zafarse de su agarre. Se negaba a levantar el rostro, no sabía que contestar. Ella era todo un misterio, y eso atraía su curiosidad, pero no podía olvidar que " la curioidad mato al gato".

Pero cuando ella dijo que venía de una isla, supo que estaba perdido. Intentó consolarse, repitendose que a fin de cuentas estaba ahí para buscar información y aun no sabía ni donde estaba parado.

Asintió aun sin levantar el rostro. Te ayudaré afirmó aun sin estar del todo convencido.

Parecía que el pobre chico estaba teniendo un debate interno. Le resultó sumamente adorable.
-¿A que no estás acostumbrado a tratar con chicas, verdad?-comentó al aire y luego se entusiasmó cuando le dijo que la ayudaría- ¡Qué bien!- le quitó la canasta, tomándola con una mano y con la otra tomando la de él- ¡Entonces vamos...! Oh, espera...-volvió a darle la cesta, para luego agacharse y tomar la burbuja con su mascota dentro -Lo siento, no fue mi intención olvidarte-se disculpó con el pez, que se limitó a nadar en su pequeña pecera-Ahora sí.
Lo condujo a un pequeño claro en el bosque. Habían algunos arbustos y flores a su alrededor, el lugar perfecto para buscar más ingredientes. En todo el camino,fue más que obvio que el chico no hablaba mucho, así que decidió que mejor ella intentaría iniciar algo de conversación, el silencio le aburría.
-Dime, lobito ¿de dónde vienes?-

Se sintió arrastrado por ella de tal forma no que pudo hacer más que seguirla. De reojo observaba la esfera de agua que cargaba la chica. Le intrigaba el olor a sal que depedía, ahora sabía que prevenía de una isla. Lo que de alguna manera solo aumentaba su curiosidad.

Se detuvieron al llegar a un prado colmado de todo tipo de plantas. En seguida comenzó a olfatear para ver tipo de hierbas crecian en aquel lugar, siempre valía la pena saber donde conseguir cierto tipo de plantas. Se sobresaltó al oír la pregunta de ella y frunció al seño ante la palabra "lobito".

Su tía no le llamaba así desde mucho antes de que muriera, y más aun odiaba ser tratado como un niño. Vengo de... ¿Cómo debería explicar su sitación? De muy lejos Definitivamente era mejor no decir nada Y no soy un lobito Se quejo girando la xabeza levemente para que no se apreciara su expresión contrariada.

-¿Qué tan lejos?-insistió nuevamente. Ya estaba comprobando que sería bastante complicado sacarle algo de información, pero igual estaba dispuesta a intentarlo. Ese chico le resultaba bastante interesante y en verdad había llamado su atención- Por que mi isla también está muy lejos, aunque supongo que todo es relativo, ¿no crees?Se dirigió hacia unos arbustos, pasando por algo su expresión y cortó una pequeña flor blanca que crecía oculta en el pasto-Y si eres lobito, era eso o decirte cachorrito, pero pensé que no te agradaría-avanza hacia él y le pone la flor en el cabello-Pero si no te gusta que te llame así, entonces no lo haré. Cuando era pequeña mi padre me decía "crepa de chocolate" y yo lo detestaba-infla las mejillas haciendo un puchero-así que te entiendo.

Frunció las labios al oírla hablar sobre distancias y relatividades. El venía de muy lejos y punto. La observó cortar la for y acercarse a el. Puso cara de horror a la sola mención de la palabra "cachorrito" eso si que no lo aceptaba. Se quedo estático cuando sintió las manos femeninas sobre su cabello. Frunció el ceño al verla retirarse sin la flor.

... Lo que fuera que iba a decir se cortó ante el parloteo de ella. Se olvido de todo cuando ella acepto dejar de ponerle motes infantiles, e incluso sonrió ligeramente con lo de la "crepa de chocolate" y su puchero.

Sentía la nesesidad de preguntarle hacia donde se dirigían, pero no estaba seguro de que palabras debería emplear, había olvidado por completo la flor en su cabello.

-¡Sonreíste!-expresó sorprendida al notar el casi impercetible cambio en su rostro, para luego acercar peligrsamente el suyo-Por un momento llegué a pensar que no podías, pero ya veo que me equivoqué y me alegro, te ves muy tierno así.
Le dio la espalda, procediendo a rebuscar algo entre las plantas de su canasta. Mientras lo hacía, miraba de cuando en cuando al chico. Todavía le incomodaba un poco la falta de un "algo" en su aura. O no necesariamente era que le faltara una parte, era como si estuviera borrosa, como si un velo invisible la cubriera y no le permitiera ver más allá. Nunca había visto algo como eso. ¿A qué se debería?
-Mira-se dirigió a él al cabo de unos instantes. Sujetaba con cuidado una florecita cuyos petalos eran morados hacia el centro y se volvían de un tono más claro hacia los extremos. El tallo era largo y las hojas en forma de corazón y más grandes, resaltaban más que la flor misma-Esto es lo que busco. Si sabes tanto de plantas, me imagino debes saber que esta es un antídoto muy potente contra casi cualquier veneno. En mi isla crecían prados enteros, pero aquí sólo he podido encontrar esta y sólo en este mismo claro. ¿Podrías ayudarme a encontrar otra?

Dio un paso atras ante la repentina cercanía de su acompañante y estuvo a punto de bufar (por... nosequenumero de vez en día) cuando dijo que se veía tierno; afortunadamente logro contenerse, no quería terminar molestando a Sey.

La observó curioso mientras ella revolvía su canasta ¿Qué estaría buscando? No pudo evitar un ligero sentimiento de incomodidad cada vez que la morena le observaba, se sentía muy expuesto ante esa mirada, como si tratara de desifrarlo o...

No notó que al parecer Sey había encontrado lo qye buscaba, hasta que le presentó la flor y le explicó que nesesitaba encontrar más de esas. La tomó en sus manos, conocía la flor de nombre, pero realmente era la primera vez que la veía como tal. Aspiró profundamente, tratando de impregnarse con el aroma de la misma y luego la devolvió.

Vamos Avanzó un poco olfateando cuidadosamente en busca del aroma de la flor. Y se detuvo a esperar que ella le siguiera.