Encuentros inesperados (privado)

Era un día como cualquier otro, aunque claro esta que aquel pueblo era diferente, ya sea por el hecho de los constantes ataques de vampiros u hombres lobos, y alguna que otra vez algún incidente relacionado con hechizeros, pero a pesar de todo eso me sentía tranquilo como para pasear a orillas del único río existente cerca del pueblo.

Me acerque un poco más y observe mi reflejo en la cristalina agua que corría valle abajo. Ya se estaba haciendo tarde y conocía el peligro que traía consigo andar de noche sobretodo si eras y simple humano. A lo lejos note algunos pajaros que regresaban a sus nidos, a veces deseaba regresar a casa y ver de nuevo a mis hermanos. De pronto note que el sol daba sus últimos reflejos para luego morir detrás de las vastas colinas que el paisaje ofrecía a mi vista. Di un suspiro y comence mi andanza siguiendo el borde del río hacia mi hogar el cual se encontraba unos metros más allá. La brisa de la noche se sentía fría contra mi rostro y sentí como un escalofrío me recorría de pies a cabeza.

A lo lejos divise pequeñas motitas de luz provenientes de casas cercanas, al parecer todo mundo ya se había refugiado en sus hogares, ya que el tramo por donde iba estaba sumamente solitario...

Apenas habían pasado un par de horas desde que había despertado, pero había tenido que esperar para salir de casa; primero porque era de día y segundo porque había tenido que esperar a que Karmen se fuera para poder irme. No me sentía muy bien por haberme ido así, pero tampoco quería que me mirara en mi primera caza en mucho tiempo. Decidí ir al río a ver si encontraba alguien para cenar, si no iría al pueblo.

Caminaba mirando al río, notando que no había un reflejo ahí. Suspire levemente, era entonces cuando me preguntaba cómo era que me veía realmente… Salí de mis pensamientos al oler un humano cerca. Este avanzaba sin prisas por la orilla del río, no hice si no acercarme dispuesto a hablar con mi próxima cena. − ¡Buenas noches!− salude animado cuando ya iba a su par. − ¿No es un poco tarde para un paseo?− hable recordando la costumbre que tenían los humanos de ocultarse en sus hogares al anochecer.

Antes de poder terminar de dar un largo bostezo sentí la presencia de alguien a mi lado, parpadeé un par de veces pensando que solo estaba falto de sueño o algo por el estilo, como podría un chico como el andar a estas horas cuando el sol ya no habia dejado ni rastro.

Decidí tomar mis precauciones y tomé distraidamete el mango de la espada, como quien no quiera la cosa, no sabía que esperarme de alguien que simplemente había aparecido por allí como si todo fuera de lo más lindo.

-Buenas noches- correspondí el saludo sin ánimo alguno, solo era por educación.-Digo lo mismo, ¿no deberías estar en casa?- a pesar de que se veía de la misma edad que yo, la sonrisa que pintaba en su rostro le daba un toque demasiado inocente e infantil, lo cual era extrañamente pertubador.

Me pareció que el muchacho estaba algo desanimado. ¡Pobre! Tal vez le había pasado algo triste. − ¿Ehhh? ¿Yo? Yo voy para mi casa− mentí con total naturalidad sin dejar de sonreír. Me quede un momento en silencio y luego continúe. –Pero, yo… me perdí y ya oscureció y no creo poder llegar a mi hogar− reí un poco, bastante despreocupado. Era bastante divertido ver a un joven… ¿asiático? Eso parecía, creo. − ¿Qué gracioso no?− el me miraba muy serio, como si quisiera golpearme.

No entendía por qué, si apenas le acababa de hablar, además de que había sido bastante amable. Me metí tanto en mis pensamientos que inclusive deje de prestar atención al muchacho. − ¡Oh! Lamento no haberme presentado. ¡Soy Antonio Fernández Carriedo!− le tendí una mano con total confianza, sin notar la mirada extrañada que tenia.

Lo miré extrañado, ¿perdido? ¿gracioso? Por lo que a mi respecta el estar perdido enmedio de la noche en un pueblo lleno de semejantes peligros no es nada gracioso. Volví la mirada hacia el frente aun sin comprender como podía mantener una actitud tan optimista, después de todo cualquier ser humano común y corriente sentiría miedo...a menos que el no lo fuera.

-Si gustas puedo dejarte a la entrada del pueblo, no está demasiado lejos- le ofrecí mi ayuda-Mi nombre es Li Xiao Chu, pero si te es difícil puedes decirme Li solamente- tomé su mano, la cual inmediatamente solté, lo que percibí con el contacto no fue producto de mi imaginación, estaba helado como si estuviera hipotérmico.

¿Qué demonios? pensé intentando que mi expresión permaneciera tal cual, no quería demostrarle el hecho de que estaba sorprendido.

Hice como si nada hubiera sucedido y comence a guiarlo hacia donde se veían el montón de motitas brillantes las cuales provenían del pueblo, ahora si que debía estar atento a sus movimientos y no dejarlo caminar detrás de mi.

No hice nada para alejar mi mano, es más, me deje llevar con total naturalidad sintiendo la calidez de su piel contrastando con el frio de la mía. –Bien Li~− cante feliz, pero tras avanzar otro poco me detuve, haciéndolo detenerse abruptamente por mi fuerza. − ¡Lo lamento! Pero mi casa queda demasiado lejos y no creo poder llegar− me explique entre ligeras y aparentemente nerviosas risas. –Además, si llego a esta hora mi hermana me asesinara− lo ultimo no era del todo mentira, ya que si me encontraba en ese momento con Karmen la cosa no podía terminar bien.

Mire de lado como si aun me encontrara nervioso. − ¿Crees que podría pasar contigo la noche?− me causaba curiosidad, quería verlo un poco mas antes de… cenar.

-¿Estás seguro que tu hermana no se preocupara?- le dirigi una mirada rápida. De verdad que era extraño. El muchacho solo soltaba risitas nerviosas.

Tome la mano que había hecho contacto con la suya, aun sentía aquel frío intenso pegado a mi piel.

-De acuerdo vayamos- si intentaba cualquier cosa, no me tomaría desprevenido. Además ya imaginaba que podría estar ocultando detrás de aquel rostro inocente, sabia que me arriesgaba llevándolo a mi hogar, pero sería divertido jugar con él.

Caminamos otros metros más en total silencio, ninguno dirigió palabra alguna. De hecho trataba de evitar hacer conversación, no era algo que deseaba en esos momentos. Al llegar a una pequeña pero acogedora casa encendí la chimenea como siempre solía hacerlo y lo invité a sentarse en el sofá.-¿Gustas algo de tomar?- pregunte cortesmente, a pesar de ser un cazarecompensas tenía modales.

Me quede con apariencia pensativa por un momento. —En verdad, si vuelvo Karmen me cortara algo, estoy seguro— trague espeso como si gran terror sintiera, pero aun sonreía culpable y nervioso. El sentir nuevamente su mano cálida me sorprendió un poco, podía sentir la sangre bajo su piel cosa que me hacia estremecer un poco. Ciertamente tenía un olor delicioso.

Me deje guiar en aparente silencio, simplemente me encontraba ubicando donde estaba, donde había estado y como había cambiado.—Bien— El pueblo se había vuelto inmenso al punto de que un poco mas y podría ser una ciudad.

Llegamos a su hogar, que curiosamente me recordó a la casa en la que había estado durmiendo. La casa por dentro era bastante peculiar, reflejando a la persona que habitaba ahí.

Me puse cómodo apenas entre. Le sonreí como si hiciera una pequeña travesura — ¿Primero me tomas la mano y luego me invitas algo? Creí que era al revés— reí levemente, pero para que no se sintiera insultado continúe —no gracias, no quiero beber nada aun— solté otra risa, sin saber realmente si ya lo sabía o no. Por alguna razón era algo entretenido el ver cómo reaccionaba de repente. Inclusive tal vez no cenaría hasta la noche siguiente.

Lo mire extrañado por aquel último comentario-Y bien, ¿de dónde vienes?- pregunte finalmente, ignorando aquel comentario como si nunca hubiera hablado, antes de sentarme en un sofá individual con una taza de café recien hecha.

-No quiero ser entrometido o algo por el estilo, simplemente jamás te había visto por aquí- quería interrogarlo, aunque era por mera precaución deseaba ver sus reacciones y descifrar quien era en realidad.

Me removí un poco en el asiento dejando caer un poco de la bebida caliente. Observe atentamente al chico casi se podría decir que con interés.

Le miraba fijamente, sin perder ni uno de uno de sus movimientos hasta que su voz me saco de mis pensamientos abruptamente. — ¡Yo soy de España!— expresé con alegría —pero hace poco me mude con mi hermana al pueblo, por lo que no conozco mucho y ¡termine perdido!— me causaba bastante gracia la mera idea, pero estaba seguro de que me creería.

— Vaya suerte que he tenido de encontrar a alguien antes de que me mataran o algo así— no estaba muy seguro que mas podría pasar en un lugar así, pero no importaba mucho de todas formas.

Mire apenas como caía aquel liquido caliente de la taza, parpadee por unos momentos algo desconcertado para luego ir y ayudarle a secarse con un pañuelo que cargaba. — ¿No es algo difícil que alguien que practica las artes marciales pueda perder así el equilibrio?— le pregunte sonriente, sin alejarme. Bastante divertido con la situación.

-No todo mundo es perfecto, ¿sabes?-le conteste a la última pregunta. Intente volver a darle un sorbo al pequeño recipiente de porcelana, pero cuando me di cuenta el acerco un pañuelo e hizo intento de secarme. Inmediatamente tome su mano-Gracias, pero no importa-

De pronto una sensación extraña invadió mi cuerpo al observarlo fijamente a los ojos, los cuales era un verde intenso, casi hipnotizante o mejor dicho lo eran. Pestañeé varias veces para salir del trance. Entonces es uno de ellos, pensé triunfante y sonreí con suficiencia por dentro. Si era cierto que no conocía el lugar y que se había perdido, entonces tenía la ventaja.

- Vaya, yo jamás he visitado España a pesar de haber recorrido la mayor parte de Europa, creo que sería buena idea visitarla alguna vez- me escuche decir, por el momento no haría nada simplemente sería amigable y dejar que se confíe para después disfrutar más su caída.

Deje que me quitara el pañuelo, pero sin alejarme mirándole de forma profunda con una pregunta no dicha —“¿Sabes lo que oculto?”— cuando parpadeo estaba seguro de que ya lo sabía. —Nadie lo es— cante levemente. No podía dejar de preguntarme cuando atacaría, solo me quedaba esperar. —No estaba de más el detalle ¿no?— Apenas despegaba los ojos de sus movimientos, notando que estaba algo tenso. Me sorprendí a mi mismo el notarlo, pero eso me alegraba. Podía decirse que estaba mejorando.

Me senté nuevamente en el sofá frente a él, mirándole con la curiosidad de un niño. Podía ver que tenía una pinta un tanto infantil que contrastaba monamente con su rostro serio.

Estaba seguro que no estaba bien pensar en lo mono que se veía.

Le sonreí alegre a la idea —Ciertamente deberías ¡Es hermosa!~ y la gente ahí es deliciosamente amable— ni yo estaba seguro si realmente había algún tipo de doble sentido en eso ultimo, pero no podía mas que emocionarme. Tal vez cuando volviera a casa tomaría algunas cosas para volver un tiempo a mi hogar…

Claro que no antes de haber tomado algo del interesante humano que tenía en ese momento frente a mí.

Intente moverme con toda la naturalidad posible, pero de verdad me sentía tenso, tener tan cerca a alguien de su calaña y sin saber en que momento podria ser capaz de lanzarse encima y saciar su sed era para poner nervioso hasta al mejor cazarecompesas. Hubo un breve silencio en el cual esa mirada esmeralda seguia cada uno de mis movimientos, desde el momento en que levantaba la pequeña taza y la ponia sobre mis labios, los relamia y volvia a sostener firmemente el traste sobre mis piernas.

No sabias porque, pero una sensacion de arrepentimiento me invadio, ¿por qué demonios decidí seguirle el juego? me dije como si estuviera desconfiando de mis habiliadades, ya antes me habia enfretado a este tipo de criaturas aunque claro esta que nunca habia invitado a alguna y dejarlo pasar la noche en mi hogar, esto era una situacion completamente distinta, mas bien se podria decir fuera de lo comun.

Con la mano que tenia libre movi algunos mechones de cabello en un vano intento de evitar que estorbaran. Acaso habia dicho, ¿"deliciosamente amable"? Al tomarlo como una frase de doble sentido un escalofrio recorrio todo mi cuerpo.

-Oh, ya veo...Entonces, ¿tienes familia allí?- le pregunte con una mentirosa sonrisa amigable

A momentos a duras penas podía contener mis risas. Por alguna razón caí en cuenta de que si no avanzaba, la cosa jamás llegaría a algo interesante. De un momento a otro sentí como si lo tuviera acorralado, como si el sintiera que estaba dando pasos en falso. —Ah decir verdad no, mi única familia está aquí, pero no me preocupa. Es agradable viajar— le sonreí con inocencia, para luego preguntarle. — ¿Y tu familia? ¿De donde son? ¿Tienes hermanos?— No note que hacia muchas preguntas de forma rápida, pero si note otra cosa.

Me acomode a un lado del sofá de dos plazas y le volví la mirada. — ¿No es un poco grosero estar tan lejos de un invitado? ¡La conversación no es tan amena!— me queje de una forma un tanto infantil, lo sabía. ¡Pero en verdad que era extraño hablar con alguien que estaba al otro lado de la habitación! —Seria más divertido si estuvieras aquí, cerca— apoyando mis palabras palmee el lado libre que había en el sofá. Otra aparente muestra de doble sentido pero si lograba cercanía tal vez sería más fácil tornarlo desprevenido... No, la verdad aquello era simple capricho mío. ¡Pero es que era tan lindo!...

Creo que no estuvo bien pensar en eso...

-Soy de Asia, para mas exactos Hong Kong- le conteste, ya que el lo habia hecho a mi pregunta- Y si, también tengo hermanos- dije en tono cortante no me arriesgaría a dar mas detalles sobre mi vida. Al momento de mencionar a mis hermanos recorde los rostros de cada uno de ellos, de verdad que necesitaba ir a verlos.

-Aqui estoy mas comodo- por razones desconocidas y que tal vez nunca alcanzare a comprender un leve calor subio a mis mejillas. Inmediatamente me levante con la excusa de haber terminado mi bebida e irla a dejar a la pequeña barra que se encontraba detras de donde el se encontraba sentado. Me quede parado mas del tiempo necesario para dejar el recipiente, dandole la espalda lo que fue una muy mala idea...

Le escuche atentamente. — ¿Asia? ¿Hong Kong?— pregunte sin tener idea de donde se refería. — ¿en verdad? ¿Y todos son tan lindos como tú?— me imagine apenas a Li rodeado de chicos y chicas casi tan tiernos como él. Ciertamente algo adorable. Estuve a punto de quejarme cuando se negó a sentarse conmigo pero sentí como la sangre se acumulaba en sus mejillas, por lo que no dije… demasiado. — ¡Pareces un tomate! ¡Que mono!— fue entonces cuando cometió su mayor error… me dio la espalda.

Para un humano cualquiera aquel movimiento habría sido demasiado rápido, para otro vampiro tal vez no tanto. Pero antes de un parpadeo lo tenía sujeto por detrás pasando mi brazo izquierdo por su cintura hasta detener cualquier movimiento donde lograra amenazarme con su espada mientras con la diestra le sujetaba el rostro dejando su espalda pegada a mi pecho, notando que le sacaba casi una cabeza de estatura. — ¿No es de mala educación dar la espalda? Puede ser peligroso— hable cada vez más bajo, acercándome hacia su oreja. — ¿No lo crees, Li?— por la posición en la nos encontrábamos podía morderle sin problemas, pero no sería divertido así. Primero quería ver que era capaz. Ya no había ni un rastro de mi inocencia anterior pero aun conservaba mi eterna sonrisa. Seguramente no debía ceder ante la primera presa que había encontrado pero esta era más que interesante.

Mi mente, mi cuerpo, todo se bloqueo. Simplemente en blanco. Estaba a merced de sus colmillos y de todo lo que ellos eran capaz de hacerle a un simple humano como yo. Su brazo izquierdo evitaba cualquier movimiento, mientras la derecha mantenia mi barbilla. La lenta y suave respiración del español rozaba parte de mi cuello, mas que nada estaba atento a ello ya que en cualquier instante sentiria traspasar en mi piel aquellos afilados dientes.

Su voz en mi oido hizo aparecer un estremecimiento-Maldito-alcance a decir entre dientes. Debia admitirlo esta vez tenia miedo. Al voltear un poco mi rostro note el espejo que estaba parado del lado izquierdo de nosotros, obviamente yo estaba reflejado mas el no aparecia, era un escena sumamente extraña...

De pronto reaccione, claro que no iba a dejarlo ganar yo me defenderia aunque eso me costara la vida y era mucho mejor si lo arrastraba conmigo.

Hice un ligero forcejeo para distraerlo y cuando menos se lo espero lance mi codo hacia atras buscando dar enmedio del estomago con toda la fuerza posible. Él deshizo su agarre y aproveche para voltearme, recorde que tenía escondidos pequeños explosivos en las mangas de mi camisa, los saque con la mayor rapidez de la que fui capaz, los prendi y los lance con toda la presicion que pude.

Había sentido a la perfección aquel estremecimiento que le había causado, por lo que sonreí complacido. Mire de reojo el espejo, buscando que era lo que veía. —Oh— Apenas había logrado liberarse me había atacado, como si no supiera que en velocidad le superaba.

Tras moverme más o menos lento para sentir como aquellos explosivos me pasaban casi rosando por los costados. — ¡Olé!— exclame con diversión. Me acerque y le saque su espada, alejándome lo suficiente para que no lograra quitármela con facilidad.

La blandí con experiencia, aun que no solía usar con esa forma. —Una verdadera obra de arte, Li— le felicite con una sonrisa. — ¿Sera verdad que los objetos se parecen a sus dueños?— pregunte de forma traviesa, pasando el filo entre mis dedos sintiendo el material casi de la misma temperatura que mi piel. Ahora conocía varias cosas sobre sus pequeñas sorpresas explosivas, dándome una ligera ventaja.

Tras unos momentos comencé a buscar si había por ahí algo que quisiera ver antes de continuar con mi diversión. Tras no ver nada muy interesante y esquivar apenas unos golpes de Li, quise ver si podía hacer que ese bonito rojo volviera a aparecer en su rostro. Me acerque sin mucha cautela y me lance directamente sobre él, lanzando lejos la espada quedando esta clavada a la puerta.

Con mis extremidades detenía las suyas, apenas ya que forcejeaba bastante, pero no caería en lo mismo dos veces. — ¡Que divertido, Li!— cante en un susurro para después comenzar a descender hasta su cuello, abrí la boca mostrando mis colmillos pero en vez de morderle como tal use uno de estos para hacer una herida a lo largo entre el cuello y el hombro sin dejar de mirarle.

Lamí la sangre que comenzó a brotar de la herida bastante agradado por el sabor de su sangre. —tienes un sabor exquisito, Li— le sonreí otra vez, para luego comenzar a morderle como tal notando otro estremecimiento, solo que este más fuerte que el anterior, ahora sintiendo verdaderamente la sangre correr, deleitándome con el sabor y el olor….

Podía considerarme como alguien muy veloz entre los humanos mas comparado con los vampiros yo no era nada. El esquivo todos y cada uno de mis golpes y patadas sin sudar una gota, simplemente sonreía y de vez en vez soltaba alguna risita burlona, lo cual me sacaba de quicio, Sabíia que debía estar calmado y pensarme bien los movimientos antes de atacar.

Ahora que le mostre los explosivos -que literalmente eran mi as bajo la manga- le había dado cierta ventaja. Entonces y cuando menos me lo pude haber esperado apareció justo delante de mi tomando el mango de mi preciado sable -Se que juegan sucio pero no pense que se rebajaran tanto de nivel al no dejar defenderse a la presa- le dije con tono venenoso mientras desaparecía de mi vista con mi espada.

La cocina estaba a quizas unos pasos detras de mi, tal vez si caminaba despacio hacia ella podría tomar cualquier cuchillo o si la suerte lo deseaba, un poco de ajo le caeria bastante bien.

Justo a la mitad de mi recorrido sentí caer sobre mi cuerpo todo el peso del chico. -¡Ouch!- exclame adolorido por el golpe en mi espalda. Fue tan rápido que cuando lo note sus manos estaban sosteniendo firmemente mis muñecas, forcejeé por un buen rato intentando casi imposiblemente quitarmelo de encima. Dijo algo a mi oido pero no puse atención ya que uno de sus colmillos hizo un corte desde mi cuello hasta el hombro, que aunque poco profundo era suficiente para que saliera un hilillo de sangre.

-Ahh- solte de repente y sin querer sintiendo como succionaba el liquido rojo de la herida y un nuevo sonrojo aparecio, no podia humillarme asi solo estaba jugando conmigo.

Un intenso dolor se hizo presente logrando que arqueara mi espalda, esta vez si había clavado sus colmillos. Entonces algo vino a mi mente. Recorde que cierto vampiros perdian el control al comenzar a beber sangre y si el era uno de ellos podria sacar provecho, aunque sonara masoquista tendria que distraerlo hiriendome -Hey Antonio, por lo que veo mi sangre es deliciosa- lo llamé por su nombre, al instante volteó y note un extraño brillo en sus ojos -¿Quieres probar un poco más?- mordí mi labio superior hasta hacerlo sangrar tentándolo y observando sus reacciones...

A diferencia de muchos vampiros jóvenes yo ya había vivido y aprendido lo suficiente como para no perderme a mí mismo al comer. Me detuve ante su llamado mirando el pequeño hilo correr de su labio a lo que mi sonrisa de ensancho un poco. Lamí su herida haciendo que esta dejara de sangrar, al tiempo que juntaba sus manos sobre su cabeza sujetándolas por las muñecas con una sola mano. — ¿Qué es lo que intentas?— apreté un poco sus muñecas, sin llegar a dañarlo.

Me quede unos momentos mirándolo, esperando un poco, paseando la mirada de sus labios a sus ojos una y otra vez. Cuando la sangre se coló perfectamente entre sus labios sonreí, le tome otra vez de la barbilla para dejarlo quieto. — ¿Qué pretendías al ver el espejo? —pregunte, no era que me molestara o algo, simple curiosidad. — ¿Acaso querías buscar un punto débil en mi? ¿O simplemente queríais ver cómo te mantenía aprisionado? — hablaba contra sus labios, separados apenas por un par de centímetros.

Le mire una última vez directamente, la herida era pequeña pero aun sangraba me acerque con lentitud para tomar sus labios en un lento beso, sintiendo aquella amarga y dulce escancia en mis labios. Sentía su cuerpo bajo el mío, baje mi mano acariciando la anterior herida, sintiendo más estremecimientos de su parte. Adentre mi lengua en su boca, lastimando sus labios con mis colmillos en el acto, haciendo que sangrara más abundantemente. Sus labios y piel se ponían mas cálidos cada momento, sentía la sangre cálida bajar por mi garganta.

Cuando creí que ya le faltaba el aire me separe con cuidado, sin preocuparme en si correspondía o no al beso. — ¿Eso es todo?— más que nada aquello era una advertencia; esto no se termina aun. Su sabor había quedado en mis labios y estaba seguro que no olvidaría su aroma. Deje algunos fríos besos en sus mejillas rojas, cuidando de no aflojar sus muñecas. No volví a adentrar un beso. Aun que no me negué el gusto de hacerle pequeñas heridas en el cuello, el pecho y las mejillas las cuales lamia hasta que dejaran de sangrar completamente. Sabía que quedaría más de una marca al final por lo que no podía dejar de sonreír me gustaba la idea de dejar marcado a mi presa para poder volver a continuar.

-Su...¡suéltame!- este día la no suerte no estaba de mi lado, en definitiva. Ahora estaba apriosinado, su mano sujetaba mis muñecas con fuerza y con la otra sostenía mi barbilla, era tanta nuestra cercanía que nuestros alientos se combinaban al hablar.

El sabor metálico en mi boca era de lo peor y comenzaba a respirar entrecortadamente. Sentía la fria temperatura de su cuerpo contra el mio causando escalofríos, era como una sensación de estar afuera en una noche de invierno sin abrigo alguno.

-¿Qué...- no logre formular la pregunta ya que esta se transformó en un murmullo que floto en el aire y desapareció. En cambio sus labios estaban sobre los mios alimentandose de la sangre, intente deshacer el contacto girando el rostro pero su mano lo evitó y después se dispuso a recorrer la primera herida que me había causado, de nueva cuenta arqueé mi espalda por el estremecimiento que causo su acción. De pronto comenzó a profundizar el "beso" y aprovechando aquello logró hacer pequeñas heridas con sus colmillos inundando de nueva cuenta mi boca con el asqueroso sabor de la sangre, hasta que por fin se separo.

-Ah...ah....espero lo estes disfrutando- lo mire con los ojos entrecerrados. Ahora si mi respiración era entrecortada y mis mejillas ardían. Hizo mas heridas, afortunadamente pequeñas y las lamía con esmero.

¿Por qué estaba cediendo? No me había dado cuenta que en algún momento deje de forcejear. De nuevo una sonrisa apareció en su "angelical rostro". Me quede unos segundos observándole detenidamente, hasta que el se dió cuenta y clavó sus ojos en los mios, de nuevo me sentí hipnotizado por ellos así que cerre los mios rápidamente poniendo mi rostro de lado haciendo que algunos mechones de mi cabello cayeran.-Si vas a matarme, hazlo de una vez, tus juegos me estan cansando y el burlarte de mi no es nada- le espete apretando fuertemente mis parpados.

Me gustaba mucho ver sus reacciones, aun que no entendía muy bien porque se resistía así siendo más que obvio que lo disfrutaba tanto o más que yo. —Para serte sincero si, ¿acaso tu no?— note apenas cuanto me gustaba hablarle al oído para hacerlo estremecer.

Cuando note que por fin dejaba de lado aquella inútil resistencia me di el lujo de soltar sus muñecas pasa deslizar mis manos hasta sus piernas. —No planeo matarte… aun— sus mejillas enrojecidas y su respiración pausada me indicaban que aquello le gustaba, el podía mentir pero su cuerpo no lo aria.

Sentía que apenas y lo dejaría vivo, pero tanto tiempo sin ningún tipo de actividad me tenía bastante… frustrado. —Mírame, Li, ¿o acaso tienes miedo de perderte en mi?— para ser sincero, en ese momento estaba seguro de que en ese momento el único que se había perdido en el otro era yo. Le acaricie mirándole el rostro, esperando pacientemente a que abriera los ojos y su mirada chocara con la mía mientras mis caricias le subían la temperatura.

Soltó mis muñecas...pero no hice nada en absoluto para quitarmelo de encima, me quedé allí con el rostro hacia un lado y los ojos cerrados, solo escuchando las palabras que salían de sus labios, las cuales extendían aquel brillante rojo en mi cara y acortaban bruscamente mi respiración. Sus manos yacían sobre mis piernas, quizas más arriba de lo deseado.

Alce una de mis manos buscando en mi cuello el lugar donde había mordido por primera vez, pose mis dedos sobre la herida sintiendo un poco de sangre en ellos.

A pesar de que recien había comenzado a alimentarse de mí, me sentía sumamente débil ó tal vez era el hecho de que no tenía escapatoria y simplemente me rendí ante la idea de lograr escapar.-De verdad...ahh...te subestime, pensar...que tenía la fuerza suficiente para vencerte...- le dije.

Mientras tanto y con la fuerza que me quedaba me recargue sobre mis codos ahora con los ojos abiertos, pero la mirada perdida en un punto invisible en el fuego que chisporroteaba amenamente.
Agache un poco el rostro para ver las heridas recien hechas sobre mi pecho y la camisa entreabierta manchada de rojo. Después de eso alce la vista para mostrarle mis ojos inexpresivos al igual que mi cara.-Aquí yo no soy el que está perdido- le contradije sin ánimos.

El brillante color verde de sus orbes me atraparon completamente esta vez...