Una dolorosa visita [Libre]

No le gustaba para nada aquél lugar, era muy sobrio, frió y tétrico para su gusto, pero de vez en cuando le era necesario ver un poco a través de su pasado, para así no lamentarse en el presente. Encontró rápidamente los lugares que buscaba, estaban uno al lado del otro, con dos inscripciones perfectas Wilhelm y Tindra Wenzel (su antiguo apellido)

Pensó que ya lo había superado, que podía sonreirles porque era feliz, pero la verdad no podía, se arrodillo frente a aquellas tumbas a llorar, aun era una niña, una niña fuerte pero al fin y al cabo niña, aun les extrañaba

Les quiero... les vengare, es una promesa -decía mientras lloraba postrada en el suelo

No era que disfrutara ir al cementerio, si bien solía hacerlo con cierta frecuencia para visitar a sus padres y demostrarles que no los había olvidado. En parte le servía también para recordar aquellos momentos cuando era niño y ellos estaban a su lado. Dolía estar solo, pero en parte le reconfortaba un poco saber que estaban juntos, siempre se habían querido mucho y quería pensar que aún lo seguían cuidando.

Permaneció unos momentos en silencio sumido en sus pensamientos, cuando alcanzó a oír un ruido. Se puso en alerta inmediatamente, pero se obligó a mantener la calma al recordarse que otras personas bien podrían ir ahí. No era el único que había perdido a un ser querido.

Con la mayor cautela posible, empezó a caminar´hacia donde venía aquel sonido. Se sorprendió al ver a una niña rubia llorando.
-¿E'tás b'en?-pregunto instintivamente, deseando poder ayudarla de alguna forma si eso era lo que necesitaba.

Realmente no le gustaba estar allí. Le hacía recordar cosas que prefería olvidar.

Dejó un par de flores sobre las tumbas de los esposos Louisan. Aquel matrimonio que había cuidado de ella desde bebé, y a los cuales había abandonado hace ya casi tres años... Se levantó del suelo y se sacudió un poco su túnica, para luego caminar colina abajo, puesto que la tumba de sus "padres" estaba en la parte más alejada del cementerio.

Aquella palabra le dio gracia. Ella debería de estar enterrada junto a esos muertos, después de todo, ella pertenecía a ese mundo. Sintió un poco de pena hacia ella misma, y suspiró.

Sin embargo, antes de salir del lugar, escuchó una pequeña voz. Curiosa, se acercó al lugar de donde provenía esta, y se encontró con una pequeña niña (bueno, realmente no tan pequeña) rubia que lloraba sobre unas lápidas. Y no pudo evitar sentir lástima por ella; aquella chica le recordaba tanto a ella cuando apenas era una neofita...

Pero antes de llegar a su destino, un rubio alto se acercó a la chica y ella se detuvo en seco. Era un caballero. Temerosa, se ocultó ligeramente tras una lápida, esperando no ser vista por él. Realmente parecía alguien tenebroso...

Distrajo su atención de la afligida jovencita momentaneamente. Su minucioso entrenamiento le hizo intuir que había algo raro en el ambiente. Levantó la mirada y echó un rápido vistazo al lugar sin bajar la guardia. Alguna criatura podría intentar atacarlos si se descuidaba y eso no podía permitirlo. Su deber como caballero era proteger a los demás.

Se enfocó en una lápida en particular. Por un momento, pudo jurar que algo se movió.

Su primer instinto fue ir a investigar, pero no quería dejar a la niña sola, temiendo que pudiera tratarse de alguna trampa para alejarlo. De modo que permanecio en su lugar, tratando de lucir lo más intimidante posible, algo no le resultaba muy difícil en realidad.

-Mu'strate-ordenó en tono amenazante.

No entendia muy bien su situación, por las vestimenta del joven rubio este debia de ser un caballero, era bastante intimidante a simple vista, pero ella no juzgaba a las personas por su apariencia por mucho que su hermano se lo advirtiera
Sentia su cuchillo fuertemente apegado a su cintura, seguro a que nadie pudiese verlo, no era experta con el pero no podia quedarse de brazos cruzados ante el peligro
Se levanto timidamente y seco sus lagrimas posicionandose detras del joven rubio, poniendo una expresion seria pero afligida
¿Esta todo bien? pregunto con inocencia

Sentía como su cuerpo temblaba como gelatina. ¡Demonios, se suponía que ella era una vampira, una criatura de temer!

Tragó saliba con fuerza, mientras que cerraba con fuerza los ojos. La habían descubierto; al parecer aquel caballero no era solamente apariencia, también parecía ser alguien inteligente y muy astuto. ¿Qué podría hacer? ¿Salía y se arriesgaba a que le atravesaran el corazón con una estaca? A fin de cuentas, ya sabían donde estaba, sólo era cuestión de tiempo.

Tomó aire y trató de relajarse. Fingió su mejor sonrisa, tratando de no mostrar sus colmillos, y salió lentamente de su escondite, con las manos en alto. Finge inocencia, se repitió mentalmente varias veces.

- Buenas tardes - dijo cordialmente. Miró al cielo, no faltaba mucho para que oscureciera. Una vez salida la luna podría escapar sin ningún problema -. L-lamento si interrumpo algo, mi nombre es Maria - sonrió.

Sólo esperaba que el Caballero no fuera tan astuto como parecía ser...

Dirigió un rápido vistazo a la jovencita rubia y se reprendió mentalmente por ser tan impulsivo y haberla puesto nerviosa, no era eso lo que quiso hacer. Pensó en decirle algo para calmarla, pero no era muy bueno en esas cosas, así que, sin bajar la guardia, acercó una mano a ella para acariciarle la cabeza.
-No te pr'ocupes, si algo pasa, yo te pr'tegeré-quiso confortarla. Después de todo, era parte de su deber como caballero.
Se sobresaltó cuando divisó a alguien saliendo de as tumbas. Se trataba de otra chica y al parecer también estaba bastante nerviosa. Dudó que hacer. No era raro que hechiceros o vampiros simularan ser simples aldeanos para engañar a sus víctimas. La inspeccionó con cuidado y escuchó atento su saludo. Se relajó un poco y le respondió con un movimiento de cabeza.
-Soy B'rwald-se presentó finalmente. Después de todo, su padre le inculcó ser cortés con las damas y de momento, decidió que Maria no era peligrosa. "Si de verdad quisiera dañarnos, ya lo habría hecho". Aunque por si acaso, aún llevaba su espada.

A pesar de la expresión seria y fría del chico decidió hacerle caso, aún no era muy experta en el tema de los vampiros así que debía cuidarse las espaldas

La chica que salió de las tumbas era muy hermosa, una piel clara como la tiza con ojos rojizos, se quedó admirándola un rato, pero luego entendió que lo mas probable es que fuese un vampiro ¿como se explicaba entonces que no hubiese atacado? según su hermano, ella daba la impresión de ser "presa fácil" por lo que siempre iba con protección a cualquier lugar al que fuese, por mas seguro que fuera.

Aunque no se separaba del chico, se quedaba mirándola con sus ojos penetrantes, era difícil desviar la mirada, quedó en silencio expectante a cualquier movimiento de ambas partes, o al movimiento que ella misma tendría que dar en cualquier momento.

Bien, ahora no tenía ni idea de que podría hacer. Sus reflejos eran buenos, y era más fuerte gracias a su condición vampírica. Sin embargo, el entrenamiento del Caballero le hacía alguien de temer. ¿Cuánto faltaba para que el sol se ocultase por completo?

- Un placer, Berwald - hizo una pequeña reverencia, mientras que sonreía con inocencia. Volteó a ver a la chica, y notó que esta le miraba fijamente. Fue allí cuando un escalofrío recorrió su espalda.

¿Acaso ella se habría dado cuenta de lo que realmente era? Esperaba y no. No se había alimentado en días y no creía tener la energía necesaria para un enfrentamiento. Le sonrió a la rubia, y disimuladamente se ocultó más bajo el gorro de su gabardina.

- No es bueno que estén por aquí tan tarde. No con todos esos monstruos rondando por aquí - les dijo, fingiendo preocupación.

Noto que su protegida observaba con detenimiendo a la que acababa de aparecer y sin quererlo hizo lo mismo, llegando a la conclusión de que su apariencia era algo sospechosa. Piel blanca, muy pálida y ojos color rubí. A simple vista, encajaba muy bien en la descripción de un vampiro. "Pero, por otra parte..."

Lo consideró mejor y pensó que estaba siendo injusto con ellla. No era bueno juzgar a los demás sólo por cómo lucían. Suspiró, él más que nadie sabía lo que era lidiar con eso. Normalmente, los otros siempre se asustaban al verlo por creer que era una persona agresiva y fría, sin siquiera intentar tratarlo o dirigirle la palabra. ¿Y si María había pasado por algo similar?

Sintió algo de empatía hacia ella y decidió otorgarle el beneficio de la duda. Quería creer que era inofensiva y no pretendía dañarlos. Si bien confiaba plenamente en sus habilidades y estaba convencido que en caso de estar equivocado, sería capaz de protegerse a sí mismo y a la otra jovencita. "Aunque espero no tener que llegar a eso" deseó con todas sus fuerzas.

-Tu t'mpoco d'berías e'tar sola, es muy p'ligroso-le respondió.

Vio como el joven caballero se relajaba así que decidió hacer lo mismo, no le gustaba los escenarios tan tensos pero a veces era un poco difícil lidiar con ellos, mas en lugares como aquellos. No quería pensar en la chica como una mala persona o incluso un vampiro, ya que se veía igual de desamparada que ella en cierto sentido, se sintió identificada

dejó su cuchillo aun en la empuñadura bajo su falda dentro de un encaje, y decidió esperar a que todo se calmara, y dejar a cargo del rubio cualquier situación difícil, ella entendió que él no era alguien malo, pudo sentirlo en su corazón, ahora solo quedaba que las acciones de la joven de ojos carmesí no la hiciera cambiar de opinión

Rió un poco nerviosa ante las palabras del rubio mayor.

- Vine a visitar una tumba -murmura, con una mueca de dolor en el rostro. Esa no era una mentira, después de todo- A-además, sé cuidarme sola, los que deberían de preocuparse son ustedes. No se sabe lo que puede rondar por aquí -les dijo, tratando de parecer fuerte.

Notó que se estaba ganando la confianza de los dos, más sin embargo, ella no bajaría la guardia. Había aprendido a no confiar en los demás desde que le abandonaron, y no haría una exepción con ellos dos... por ahora. No es que le parecieran malas personas ni nada por el estilo, pero temía volver a salir lastimada, tanto física como mentalmente. Lo mejor era mantener sus barreras en alto, pasara lo que pasara.

Le pareció que la pequeña rubia decidió confiar en él, así que le indicó con un ademán que estaba bien acercarse.

Escuchó atentamente la explicación de María y se sintió mal por haber sido tan duro con ella al principio. También él había ido por la misma razón al cementerio. Después de todo, no era el único que había perdido a alguien importante.

-Lo s'ento m'cho-dijo al notar la expresión de dolor en el rostro de la joven y bajó la guardia un momento para ponerle una mano en el hombro, intentando confortarla de esa forma puesto que las palabras y discursos emotivos no eran lo suyo. Sin quererlo, recordó esas veces cuando de pequeño se lastimaba o algo lo ponía triste y sus padres siempre sabían que decirle para que se sintiera mejor. Cómo deseó tener esa capacidad en ese momento.

Le pareció que los allí presentes tenían sus propias razones para estar alli, asi que pese a su instinto, decidió bajar la guardia por completo, ya nada le importaba, estaba allí bastante deshecha como para sentirse agraviada por aquellos chicos, ellos no eran malos, podía sentirlo en su corazón

Se alejó de la fuerte guardia que le ofrecía el alto joven y se sentó en el suelo ensuciando su vestido, coloco algunas flores que hace rato había traído y se quedó contemplando aún la lapida que yacía frente a ella, esas criaturas que habían robado la preciada vida de sus padres la pagarían

Contemplo que la chica de ojos rojos aún temblaba de tanto en tanto, no llego a entender si era por el aura que expulsaba el joven, que era algo densa, se notaba que era un chico de pocas palabras, así que la menor decidió esbozar una sonrisa aun con lágrimas en sus ojos, para indicar que todo estaba bien.

Pegó un brinco sin querer al sentir la mano del rubio sobre su hombro. Por un momento su muerto corazón dio un vuelco por culpa del susto, pero al ver que el chico no tenía malas intenciones, se relajó un poco.

Volteó a ver hacia la chica, quien se había vuelto a sentar en la tierra. Sintió pena por ella, y a pesar de que sus instintos le pedían que huyera, se le acercó un poco y la miró con una sonrisa tímida.

- ¿Tú también estás aquí por alguien querido? -le preguntó, un poco curiosa, pero sin perder la sonrisa.

La chica asintio en respuesta al comentario

- Asi es, dos personas, las que mas amaba, pero yo estoy bien, solo necesitaba verles

Si, solo necesitaba verlos para poder recordar su objetivo, no podria permitir que ninguna otra familia se separara por culpa de unos monstruois, ella no lo permitiria

Rapidamente alzo la vista al caballero, este tenia una impresion bastante rara en su rostro, como de alguien que duda pero cree que esta en lo correcto, ella tambien le dedico una sonrisa aliviante a el, no queria preocuparlos mas por ella

Notó la tristeza de la chica y se apresuró a ofrecerle un pañuelo para que secara sus lágrimas, lamentándose por no poder consolarla mejor y deseando que ese pequeño gesto pudiera ayudar en algo y experimentando algo de alivio al verla sonreír.

Escuchó en silencio la plática de las jóvenes. A pesar que su familia no se había separado por culpa de vampiros o monstruos, había muchas otras que sí y era muy cruel. Cuando menos el tuvo la oportunidad de despedirse de sus padres, ¿cuántos no habían tenido ese privilegio al fallecer sus seres queridos víctimas de un ataque sorpresa? Era muy cruel.

Sintiendo que la expresión de su rostro cambiaba ante tal pensamiento, se apresuró a relajarse para no asustar a las otras dos. Cerró los ojos un momento y cuando los abrió, sin querer se enfocó en un punto en particular, hacia donde se encontraban las tumbas de sus padres.

Le acarició la cabeza a la chica, sintiendo un poco de pena por ella.

No entendía porqué se sentía identificada con ella. Después de todo, aunque quería a los Louisan, estos no eran sus padres de sangre, ¿por qué los extrañaba tanto, entonces? Negó con la cabeza lentamente, para luego voltear a ver al rubio y notar que este también miraba melancólico hacia una parte del cementerio. Sonrió un poco.

- ¿Tú también perdiste a alguien especial? -le preguntó en un susurro.

Tomo el pañuelo y lo uso, entendia que tal vez esa era la forma mas facil para aquel chico expresar sus sentimientos, sonrio recordando a su hermano, los chicos son muy complicados

Decidio dejar de llorar y agradecerles a ambos sin interrumpir su conversacion, nunca se imagino encontrar personas con quienes identificarse en un lugar asi, pero por mas diferentes que fueran no podia evitar sentir empatia hacia ellos

Probablemente si ha perdido a alguien, puedo notarlo por su mirada dijo convencida por su instinto

Tan sumido estaba en sus pensamientos, que no se dio cuenta lo estaban llamando y tardó un poco en reaccionar a lo que le habían preguntado, limitándose a asentir una vez antes de animarse a hablar. No solía conversar mucho de su vida con otras personas, menos con alguien a que practicamente acababa de conocer, pero sintió estaría bien hacer una excepción.
-Mis p'dres-pronunció al fin.

Le sonrió a la chica y luego volteó a ver al rubio, suspirando.

- Vaya... yo también vine a ver a mis padres -rió un poco, para luego ponerse seria-. Es muy doloroso... ¿cierto? -preguntó, sin saber muy bien porque hablaba de ello con dos desconocidos. Tal vez, el hecho de estar pasando por lo mismo le hacía sentirse identificada con ellos, a pesar de que no eran de la misma especie.

Sonrió con melancolía, observando la colina donde estaban la tumba de los que alguna vez fueron sus padres...

La pequeña miró en dirección de la mirada de la mayor, eran unas lápidas que estaban algo altas, vaya, no sabía que tanta gente podría pasar por lo mismo tan rápido, ya estaba mucho mas tranquila, sentía que podía confiar en ambos, no podía sentirse de otra forma

Entonces ya somos tres pronunció en suavemente pero al menos, ellos ya deben estar mejor

Los miró a ambos ya sin lágrimas en los ojos y con una sonrisa de nostalgia, aun le dolía su corazón pero sintió que las personas que estaban allí la comprendían y luego susurro tan bajo que dudo si que alguno la haya escuchado Al menos yo estoy aquí... por ellos

Se limitó a hacer un leve movimiento de cabeza ante las palabras de la rubia. Las contempló en silencio unos momentos. Hacía mucho que no se sentía tan comprendido, realmente no hablaba mucho con otras personas y menos andaba contando sus problemas personales. Pero ellas parecían muy gentiles. Hasta Maria, quien inicialmente le había parecido extremadamente sospechosa y algo peligrosa, ahora la veia como una amiga. Por su mente pasó la idea que no le hubiera molestado tener hermanitas como ellas.
Noto que la jovencita rubia se veía algo triste a pesar de su sonrisa. Ya habían conversado mucho tiempo de temas algo deprimentes, lo más prudente sería hablar de otra cosa, ¿pero qué? No era bueno para esas cosas.
Tosió para aclararse la garganta y llamar la atención de las otras dos.
-Um...se e'tá hac'endo tarde-comentó dudoso sin esperar una respuesta-Puedo ac'mpañarla al p'eblo si q'eren, no es s'guro que v'yan solas.

Miró con ternura a la pequeña. Le hubiese gustado tener hermanitas como ella, tal vez de aquella manera hubiese aprendido a ser más femenina y delicada. Rió mentalmente ante ese pensamiento, y sin darse cuenta, comenzó a acariciarle la cabeza a la niña, como si fuese una muñeca delicada.

Fue entonces, cuando escuchó las palabras del otro y se congeló en su sitio. ¿Llevarlas al pueblo? ¡No! Ella no vivía allí, además de que tampoco tenía a donde llevarles en caso de que se ofrecieran a acompañarla hasta su casa. Tragó saliva nerviosa, para luego voltear a verle con una sonrisa un tanto asustada.

- E-eh... n-no se preocupen por mí, y-yo puedo llegar hasta mi casa so-sola - rió un poco. Claro está, su casa era en realidad una cueva o algún sitio donde la luz del sol no le hiciera daño.

Sólo esperaba a que los otros no insistieran en llevarla, o realmente estaría en problemas...

Ella quería irse con el caballero, definitivamente era mas prudente irse de aquél lugar lo mas pronto posible, no quería que su hermano le armara la escena, pero no podía dejar a la otra chica allí, no le parecía bueno ya que aunque, se veía muy fuerte, también podía notar cierta debilidad de ella

se le acerco y con dulzura en sus ojos la halo de su vestido ¿No vienes con nosotros? Estoy segura que es mejor ir acompañada que sola y le sonrió