Buscando dinero [Priv. Lukas]

Salió de su departamento con ojeras, los ojos entrecerrados, ganas de nada y hambre ¿Qué mejor combinación, para buscar un trabajo? El estómago le sonaba de vez en cuando y no conseguía tratar a la gente de buena manera, por ende, no conseguía un traba, es decir, no conseguía dinero con que comprar comida, así que moría de hambre
En la larga búsqueda –alrededor de media hora- terminó en el centro.
Alguien de afuera, podría considerar graciosa, la capacidad que tenía para alejar gente con sólo mirarla, pero claro, cargada de tanto odio, era raro que las personas quisieran mirarlo una segunda vez.
Sin embargo, consideraba posible, encontrar algún tipo de trabajo, por más simple que fuera, aunque no le permitiera practicar su magia, aceptaría lo que fuera en esos momentos, lo que fuera. Realmente, pero no tenía que tener un jefe quisquilloso, ni mandón, ni gritón o demasiado cariñoso. Aunque lo último lo veía muy improbable, le sería difícil encontrar algo que se ajustara a los otros requisitos.
Pasó frente a una librería y se quedó mirando por la vidriera la cantidad de libros que había. Todo tapizado de ellos, tapas antiguas, elaboradas, hermosas. Entró a la tienda a pesar de que no tenía un centavo en el bolsillo.

Tras una pila enorme de libros,estaba él. Tenía que levantarse de puntillas para poder alcanzar el último y poder acomodarlo en el estante. Le había llegado un pedido enorme de libros. Lo que daría por cerrar el negocio y empezar a leer...Pero no se podía. Desde que sus padres se habían ido,ya ni tiempo había tenido de leer. No es que el negocio estuviera lleno de clientes,sino que había deudas que pagar y eso...Suspiro.

Escucho de pronto la puerta abrirse. Dio un respingo y se bajo del banco donde se encontraba,caminando apresurado al encuentro del cliente.

-Hallo...Digo...B-Buenos días.-saludo,por fin. Miró al cliente. Lucía...extraño.Pero bueno,siempre y cuando comprara algo...
-¿Busca algo en especial?-preguntó,solicito.

Observó al dueño de la tienda con clara desconfianza, parecía demasiado joven como para estar a cargo de aquella tienda, bien podía ser un vampiro buscando alimento, utilizando la librería de carnada. Entrecerró los ojos, examinándolo.

- Privitannie –contestó un tanto cortante, sin poder sacarse la idea de vampiro de la cabeza.
- Dinero. –vio detrás del supuesto menor un libro con escrituras en bielorruso y entrecerró los ojos nuevamente para poder leerlo- … -podía llegar a parecer que estaba mirando con detenimiento al vendedor- … -no dijo nada por alrededor de unos 5 minutos, olvidando que todavía existía la posibilidad de tener un vampiro enfrente, en caso de que fuera una persona “normal”, olvidaba que esperaba una respuesta con la que trabajar.

Al escuchar la palabra 'dinero', no pudo menos que palidecer un poco. Bien, hasta ahora no había tratado con delincuentes, ya que usualmente no estaban interesados en literatura y ese tipo de cosas, mucho menos en ir a asaltar una librería que desde afuera; se veía miserable, así que no sabía como reaccionar...No podía pedir ayuda.

Al sentir como le observaba -Ya que de verdad sentía que le observaba-, quiso echarse a temblar,pero no debía...Había que tener cierto temple.

-¿D-Dinero? ¡A-Ah! Busca libros de economía.- tartamudeo un poco,mientras se alejaba algo del bielorruso. -S-Si me permite, veré si hay alguno que le pueda servir.-apresuró a añadir, dándose la vuelta de forma rápida para ir a la parte de atrás del local, buscando algo con lo que pudiera defenderse...Inútilmente.

- No. No quiero libros de economía, quiero libros de otro tipo-declaró con seguridad, antes de que el otro diera un paso más- Pero no puedo comprarlos -se puso a mirar las estanterías, dejando de lado al demasiado joven dueño, o que pretendía serlo. Tomó un libro con unos colores oscuros, mayormente violetas, algo de brujerías y lo ojeó con cuidado, ignorando al dueño de la tienda.
- ... -buscó el preció dentro y fuera del libro- ¿Cuánto está? -preguntó mirandolo con el ceño fruncido, sabiendo que barato, no sería, por lo que de por sí, se mostraba disgustado con él con la tienda y con la gente que no quería brujos para cumplir trabajos extraños.
- ¿Necesitas un empleado? -preguntó, casi a modo de amenaza. Necesitaba un trabajo, comida y demás. Necesitaba estar en esa librería.

(asdas perdón Gabun, pero ya sabés por qué tarde n.ñU)

Tragó saliva al escucharle, volviendo inmediatamente. No tenía nada de ganas de establecer alguna conversación con aquél joven que lucía tan peligroso, más aparte no tenía dinero y era más que obvio que solo andaba curioseando por su local. Lo peor,le asustaba.

-C-Cuesta...$696...- en efecto, el libro era caro. Parpadeó confundido al escuchar la propuesta del otro. Ni siquiera tenía clientes así que...¿Para que un empleado? No podría pagarle, eso era más que obvio.

-D-Danke,pero...De verdad, no podría emplearte.-se animo a a tutearle.- El... El negocio no va bien.-admitió, exhalando un suspiro. Estaba seguro que sus padres, donde fuera que estuvieran, no se sentirían orgullosos de él.

Bajo la vista al libro, lo miró con odio, por el simple hecho de ser tan caro. Lo dejó en la estantería y el lugar que le correspondía y se metió las manos en los bolsillos.Era obvio lo poco deseado que era en ese lugar, pero también le era obvia su hambre, para él por lo menos, para el rubio que atendía, se hizo obvio recién cuando su estómago resonó.- ... -entrecerró los ojos, no podía recibir otro no, esta vez tendría que suplicar un poco más o terminaría muriendo de hambre.

- Me podías pagar de otra forma de otra forma -él seguramente podía hacer que la gente comprara libros, tenía que haber algún hechizo para controlar a la gente, el único probema era hacerlos entrar, la gente no parecía entender lo amable que podía llegar a ser. Un mínimo, pero era algo.

Estar con aquél desconocido resultaba bastante incómodo, pero no tenía las fuerzas ni el valor para correrle del negocio por la fuerza. Le miró, tan solo, su expresión fría y aterradora...Pero había algo en él, no sabía porque, pero estaba casi seguro que una mala persona al cien por ciento, no era. A nadie malo le gustaría leer, o a esa idea le habían hecho sus padres. Escuchó de pronto su estomago gruñir y una risita corta se escapo de sus labios.

-Puedo darte algo de comer, ahora, si quieres.-dijo, por fin. -E-Es en serio cuando digo que las cosas no van bien,pero...Bueno, puedo darte de comer algo. -Dejo las cosas sobre el primer estante que encontró. -Acompáñame.-le invitó a entrar a la casa, negocio y hogar estaban divididos apenas por una puerta pequeña. En la cocina había algo de fruta y creía tener algo de carne en la sartén, cuestión de ver.

Su risa lo tomó casi por sorpresa, creía que el rubio se sentía demasiado amenazado como ara poder reírse en aquella situación, sabía que estaba siendo demasiado apresurado. Suspiró con algo de molestia por lo vergonzoso de la situación.

- Sí –respondió casi automáticamente- Lo sé, lo entiendo –pero si no insistía así terminaría muerto. Asintió y lo siguió dentro de la casa, observando con cuidado pequeños detalles, fotografías, familiares que no parecían encontrarse ahí, etc.- … -miró su espalda- Ah… Gracias –dijo con un tono neutral, era por compromiso, alguien le había enseñado que tenía que tratar bien a la gente para que volvieran a contratarlo o que lo contrataran una primera vez, siquiera.
Se apoyó contra la pared mientras esperaba- ¿Son tu familia? –no se movió, ni señaló las fotos de las personas, en la sala, a las cuales se refería.

Escuchó sus pasos detrás suyo y sonrió levemente, bueno, si de verdad era un delincuente le hubiese atacado desde un principio, así que descartaba la idea. Quizá solo era alguien que, como él, se encontraba solo y sin nadie en el mundo que viera por el. Si sabría como se sentía eso...

Reaccionó al escucharle, volteando. Estaba apenas re calentando el pequeño trozo de carne en la sarten.
-¿A-Ah? Ah...S-Si, lo son.-dijo mientras volvía la cabeza a su tarea actual.-Eran, murieron hace un tiempo.-dijo riendo nerviosamente, ya que no quería hablar del tema. Termino.

Coloco la carne sobre un plato y sirvió, sonriendo. -Si quieres más,puedo preparar otra cosa.-replicó.