Buscando el destino

Un día maddy sintió la necesidad de ir al bosque, estaba aburrida y no tenía nada mejor que hacer. Se levanto muy temprano para irse al lugar donde quería ir. Ya estaba en el punto para entrar al bosque corriendo sin mirar atrás, no quería acobardarse a última hora, no quería pensarlo. Se dio cuenta que el bosque a pesar de ser de día era muy oscuro- “creo que soy suicida” – pensó al adentrarse mas y mas al bosque con su única arma la espada. –Bueno, espero encontrar aquí mi destino- dijo cuando observaba con la vista hacia todos los rincones del bosque.

Caminaba animadamente por el bosque, como ya casi no lo hacía. Hacía mucho que no tenía vacaciones en su trabajo y al fin podía disfrutar de algo de tranquilidad, al mismo tiempo que buscaba algo decente para poder alimentarse. ¿Cuántos días tenía ya sin probar sangre de la buena? Muchos le dijo su consciencia.

Suspiró, y al instante en el que inhaló profundamente, un delicioso aroma inundó su nariz. ¿Acaso... era miel? Ella amaba la miel. Sonrió ampliamente, mientras que con toda su agilidad vampírica se subía a la copa del árbol más cercano, para luego comenzar a buscar a la que sería ahora, su víctima.

Esto realmente sería interesante...

Maddy avanzaba más y más al bosque, pero presentía que no estaba sola. Saco su espada algo temblorosa por el miedo fue avanzando hasta caerse y torpemente trato de levantarse. Ya al levantarse se dio cuenta de que su espada la había perdido cuando se cayó en los arbustos se dio cuenta de que estaba en un problema, de seguro creía que la iban a regañar por perder su arma, así que comenzó a buscarla “no puede ser, de seguro Arthur y los demás me van a matar” pensó preocupada de la regañada que le iban a dar.

Seguía al acecho, esperando encontrar el momento indicado para atacar a su víctima. Parecía ser una simple niña de su "edad", con aspecto delicado y asustadizo. La miró durante un breve instante, y al final, suspiró cansada y algo melancólica.

Aquella chica le recordaba a ella en sus tiempos "humanos", antes de ser convertida en lo que era ahora. Se sentó en la rama dónde se encontraba, sin hacer un sólo ruido, y se quedó pensativa durante un buen rato. ¿Se atrevería a atacar a la rubia, a pesar de que le recordase a ella? ¿Cargaría con el pensamiento de que se convirtió en alguien parecido al vampiro que la convirtió?

- Maldición... -susurró bajito, sin saber que hacer.

En los arbustos andaba buscando mi espada perdida, seguía con el presentimiento…..de que alguien estaba cerca , de pronto escuche un susurro, volteé para ver de quien se trataba, pero no pude ver nada, -¿h-hay alguien aquí? –pregunte con un tono de voz muy bajo al no escuchar una respuesta volví a preguntar- ¿hay alguien ahí? –dije con un tono de voz más fuerte, empecé a caminar tratando de buscar mi espada y seguir buscando a alguien…–“no puede ser” – ¿hay alguien aquí que me ayude? –grite al ver que me había perdido en el bosque, seguí caminando tratando de encontrar un lugar conocido para buscar cómo salir del bosque, pero me di cuenta de que caminaba en círculos, termine dándome por vencida por el cansancio y me senté esperando a ver alguien, quizás un campesino o alguien del lugar que me ayudara a salir de este bosque, repetí mi pregunte –¿ hay alguien que me ayude? – y espere en silencio una respuesta

Después de ver durante todo un rato a la chica dar vueltas y vueltas, optó por ser buena gente con ella y ayudarle.

Se bajó de un salto del árbol, para luego caminar con sigilo hacia la chica. Una vez que estuvo detrás de ella, le tocó con extrema delicadeza un hombro, tratando de llamar su atención.

- ¿Estás perdida, liebe? - preguntó con su voz más amable y una sonrisa encantadora. Realmente, la chica era adorable y sus ojos decían claramente lo inocente que era. El impulso de querer abrazarla corrió por sus venas, pero se contuvo.

¿Me ayudaras?- voltee de repente al escuchar una dulce voz- h...hola soy Madeleine, si estoy perdida. Disculpa pero, ¿quién eres? – Dije tratando de ponerme de pie - noce donde estoy, me puedes ayudar a encontrar la salida de este bosque- se dio cuenta que su estomago empezaba a rugir de hambre, se echo a reír apenada- jeje creo que eh estado perdida todo el día, - saque de un pequeño bolso galletas y miel de maple luego las empecé a combinarla, lo cual quedara la miel arriba de la galleta – ¿te gustaría comer una? – le ofrecí con una sonrisa, -“me parece una persona amigable, no hay motivo de ponerse alerta”- pensé mientras le extendía la mano dándole la galleta

Rió un poco al ver el nerviosismo y la tímidez de la menor. Casi sin pensarlo, comenzó a jugar con un mechón de su cabello, encontrándolo muy suave al tacto. Parecía que se lo cuidaba mucho.

- Mi nombre es Maria, liebe - se presentó -. Y claro, puedo ayudarte, de hecho la salida no está muy lejos de aquí - asintió con una sonrisa, mientras que señalaba hacia la salida del lugar.

Contempló curiosa como sacaba las galletas y la miel, y aunque debía de admitir que el aroma se le hacía apetecible, no podía comer nada de eso. Su estómado le pedía otro tipo de comida que no podía ofrecerle en este momento. Suspiró, sin perder su sonrisa tranquila.

- Nein, gracias. No tengo hambre - se excusó, algo apenada.

Enserio no quieres, eh…lo siento-dijo sorprendida al notar que no le agradaba lo que le había ofrecido, le parecía sorprendente que rechazara algo tan dulce y rico pero no quiso pensar mas en el asunto así que se puso a comer todas las galletas acompañándolas con miel de maple, una vez terminando de comer empezó a sentirse porque sabia que aunque había encontrado la manera de salir del bosque después de eso iba a llegar el adiós, de nuevo a su rutina aburrida y solitaria –gracias por ayudarme a salir de aquí, te lo pagare te doy mi palabra de caballera- dejo con una sonrisa……y que es lo que te hiso a venir al bosque ¿acaso vives aquí?- la canadiense de dio un zape por no a ver controlado su curiosidad