No importa el lugar, solo el destino

Aburrido por las minuncias de cargos que se le eran encargados, asi que no teniendo nada que hacer decidio ir a la taberna. Vestido con un chaleco de cuero sobre su camisa y, pantalones oscuros y una piel de oso por sus hombros, el cual le habia atacado en sus tierras. Entro desentonando entre la gente, se sento en una mesa sin bajar la enorme espada de su espalda simpelemente observo con sus ojos azules a su alrededor, gente bebiendo, muchos ebrios abusando de mujeres que se dejaban, peleas, otros jugando a los dados.

Pidio que le sirvieran algo de cerveza, ya que supuso que no tendrian hidromiel, muchos hombres armados se le quedaron mirando, unos con extrañeza, con vigilancia, con perversión o con aberración por sus atuendos que mostraban que era de paises barbaros para ellos.

Si bien no acostumbraba terminar aquel tipo de lugares, era común que cuando trataba de olvidar algo, o de contenerse contra alguien, lo hacía. En ésta particular ocasión, debía evitar a un grupo de caballeros altaneros que le debían algo de dinero, a un hechicero que le había comentado lo interesante de un laberinto que terminó siendo por demás horrendo, debido a las horas que estuvo perdido dentro.
Se acercó a la barra para pedir que le trajeran una botella de vodka. Esperó con los brazos apoyados en la barra, hasta que notó lo sucia, pegajosa y llena de cerveza desperdiciada que estaba.
- Praklion... -murmuró mirando las mangas de su tapado, manchadas, probablemente, así lo esperaba; de alguna bebida.
Mientras esperaba se sacó el tapado y no puedo evitar notar, como no pudo hacerlo la mayor parte del bar; al joven con el tapado de piel sentado. Lo miró detenidamente, cualquiera hubiera pensado que con odio pero sólo lo examinaba.

Trajeron su cerveza a la mesa y el bebia aun pensando que la jarra era pequeña para el a pesar de que el mismo aparentaba una edad menor a la que tenia y reglamentaria mente ese debia ser el tamaño. Se quejo entre dientes nada mas y suspiro bebiendo aun curioso por las miradas posadas en el, la unica en la que no encontro nada hostil fue en la de un joven seria quizas un año mayor que el, pero tampoco entendia su intencion de ser observado por el .

-¿Buscas algo en particular?- dijo para este tratando de que su voz sonase dura, sin embargo sonaba demasiado tranquila y suabe, pero fuerte para hacerse notar. Bebio un poco mas y desvio la mirada un momento

Que le hablara le sorprendió, no le agradó del todo, tal vez fuera por lo enojado que estaba que le molestó la forma en que lo dijo, le resultó agresivo. Frunció el ceño.
- Calmarme –respondió con naturalidad al tiempo que le traían su botella. La tomó por el cuello y giró para buscar una mesa- … -observó al extraño hombre con pieles. Estaba sólo, en una mesa, y él no tenía donde sentarse. Rogaba para que no fuera alguien que gustara de hablar con extraños y se acercó.
- ¿Le molesta si me siento en la misma mesa? –se paró al lado de él, así no tendría que levantar mucho la voz para que lo escuchara.

Lo miro con sus ojos celestes por un momento y desbio la mirada de n uevo bebiendo de su jarra haciendole un gesto con la mano libre indicandole de que era libre de tomar asiento si queria.
-Por Odin –exclamo en un tono normal al ver como dos hombres peleaban entre si por una prostiuta, estaba acostumbrado a ver eso en su tierra pero las peleas eran mas violentas y acababan en muertes san grientas, todo se olvidaba y se celebraba una fiesta.

Dejo la jarra en la mesa cruzando las piernas para mayor descanso y miro sin proponerselo al otro joven, algo en el le recordaba a su difunto amigo, no supo porque, pero después de tiempo atrás creyo verlo y toco la cara del desconocido viendo la de su amigo, penso que no le afectaria su muerte después de todo ese tiempo pero se equivocaba –Buliwyf…-

- Gracias –respondió en un tono neutro antes irse a sentar en la otra punta de la mesa, enfrentado con el extraño, pero, por lo menos, lejos de él.
Observó con el otro como peleaban estúpidamente los hombres. Lujuriosa, promiscua y bárbara sociedad. Frunció el ceño. Él podría estar golpeándolos, cortándolos, si tanto querían morir, él podría ser tan amable de acercarse y cortarles el cuello con un cuchillo, tal vez les llegara preguntar de qué manera preferían morir. Todo tendría un precio, lo que pudieran pagar estaba bien, después de todo él también los disfrutaría. Se sumió tanto en la idea, que no notó la mirada del extraño y se sorprendió cuando lo tocó.
- … ¿Ah? –su cara probablemente tuviera el asco enmarcado, probablemente odio también. Llegó a considerar que estuviera drogado, pero no evitó dirigir una mano a su tapado, buscando un cuchillo- ¿Qué hacés? –esperó, por alguna razón, antes de clavarle el cuchillo en el cuello, no entendía qué lo había detenido.

Reacciono ante la voz del otro y aparto la mano con cautela – perdona…- bebio de nuevo mirando despreocupadamente a otro lado aun acomodado con las piernas cruzadas –me recuerdas a alguien…- simplemente dijo eso .

-No quise molestarte, tu…no eres el y el no volvera de Valhala… -murmuro lo ultimo mas bien para si frunciendo el ceño por ese hecho . Un hombre se le acerco ofreciendole unas monedas a cambio de algo realmente asqueroso con aquella repugnantye voz lujuriosa, el nordico enfermo por ese tono alzo una pierna y con su bota de piel le empujo del pecho.

-No te acerques a mi hueles a estiércol de caballo- bebio de nuevo y vio que no quedaba mas cerveza y grito por otra, pero el hombre al que empujo se acercaba de nuevo insistente, cansado bajo su espada de su espalda preparado

- Ah –pareció algo desconcertado en ese momento, como si necesitara a alguien para que lo escuchara, o por lo menos esa impreción le dio, pero no pensaba hacerlo, conrotarlo llevaría a hablar y tal vez tomara confianza y se acercara y volviera a tocarlo, entonces lo cortaría, nada lo detendría, suponía.
- No, no lo soy. –contestó cortante, en voz audible, sin moverse de su asiento, dio un trago a su vaso de vodka. Le produjo curiosidad que hablara del Valhala, poca gente mantenía creencias nordicas, o por lo menos las que él rondaba, no lo hacía.

Observó con despreció al hombre que se acercó, una muy leve sonrisa, invisible sonrisa, quiso aparecer en su rostro cuando el hombre recibió el golpe. No le gustaba meterse en las peleas de otros pero estaba de tan mal humor ese día. El grito lo tomó por sorpresa pero no lo demostró, su cara siempre neutra. Volvió la vista al master y luego al extraño con ropa de oso, expectante a lo que fuera a hacer con el cerdo que volvía a hacercarse, deseoso de una pelea. Se preguntó si lo mataría, si sería ese tipo de persona, pero no lo parecía, el pelo rubio, los ojos celestes, no le remitían a un asesino de ebrios.

Cuando el hombre fue a tirarse sobre el con intenciones de claramente someterlo, tomarlo y después matarlo, enseguida el Nordico le golpeo en la cara con el ante brazo tirandolo al suelo, cuando se trato de levantar Atli clavo su enorme y pesada espada en el suelo pocos centímetros separada del rostro de aquel borracho a cual le piso el abdomen con una de sus botas para que no se moviera, todos miraban murmurando.

– Que las apariencias no te engañen…, eh conquistado tantos sitios y matado a muchos cerdos, mas valientes que tu, portate no me hagas derramar tu inmunda sangre y que me estropee la bebida – tranquilamente tomo un trago y colgo su espada en su espalda de nuevo sentandose a beber y pidiendo otra cerveza, el ebrio asustado se fue corriendo de la taberna

-Cuando termine de beber si alguien quiere ser el trofeo de mis aposentos estare dispuesto a cortarle la cabeza- bebio de la jarra nueva que le habian traido despreocupadamente

Esperaba con ansias que esta vez se dignara a clavarle la espada, pero no lo hizo. Continuó tomando vodka con tranquilidad. Era probable que no lo hubiera matado por ser un caballero, y si en verdad era uno, debía considerar irse casi inmediatamente, pero no lo haría, no quería levantarse. Observó al ebrio correr, levantando, levemente, la comisura de los labios. Al sentarse el otro de nuevo, le clavó la vista. Sus palabras le resultaron totalmente pedantes y bufó sin darse cuenta. Aquella era la típica actitud de un caballero de aquella ciudad, todos los que tuvieran el título de caballero, eran mucho más fuertes que el resto del mundo.
- Presuntuoso –murmuró sin sacarle la vista de encima, frunciendo el ceño bastante molesto. Se sirvió más vodka en el vaso y siguió tomando, mientras pensaba que tal vez, después de todas las oportunidades que le había dado el día, tenía que meterse en una pelea y ver algo de sangre, no usando magia, solo sus cuchillos; después de todo, fue el mismo día quien lo puso en todas y cada una de esas situaciones.

-Oh hablo el mocoso con aires de grandeza – lo miro alzando una ceja, sabia que le superaba quizas en un año pero para el aquel chico no era nada mas que un mocoso presuntuoso y prejuicioso.

Pero sus pensamientos se vieron interrumpidos por unos hombres barbudos, un pelirrojo y un moreno, vestian pieles con sus armaduras como el y se le acercaron hablandole en su lengua natal, Ivar respondia de igual forma y no parecian tenerse simpatia, parecian querer matar al rubio pues habian estado buscandolo indignados por algo. Bajo su espada de su espalda como antes pero esta vez grito cortando la cabeza del moreno sin pensarlo dejando que la sangre le salpicara la cara los demas clientes les miraban.

El rubio bebio de nuevo esquivando al pelirrojo que inútilmente queria cogerlo y arrancarle los brazos, pero fallaba a pesar de ser mas grande y robusto, Ivar le corto un brazo y dijo… -Esto es por Buliwyf…- y seguidamente corto la mitad del cuerpo, aburrido dejo todo lleno de sangre alli y se fue a una habitación que habia pedido diciendo que le mandaran una jarra de cerveza