Discovering magic (privado)

Hacía mucho tiempo que no iba a ese lugar, ni siquiera estaba seguro de porque lo hacia, habiendo tantos otros lugares en el pueblo para pasar el rato. Iba montado sobre mi caballo, y no llevaba puesto mi uniforme de caballero, sólo llevaba mi espada, algo que se me había hecho una costumbre.

Mientras más nos acercábamos, más frío comencé a sentir el viento, pero lo ignoré. Debía de ser por la noche, que se avecinaba, aunque aún quedaba luz del día para rato.

Hacía mucho tiempo que no sentía tal tranquilidad, pero me duró poco.

-¡Tranquilo, Unicorn! -grité, jalando las riendas del caballo tratando de calmarlo. De pronto había comenzado a relinchar y pararse en dos patas, casi provocando que me cayera de espaldas, como si tuviera miedo. Pero yo no lo tenía- ¡Vamos, no pasa nada!

El animal no quería avanzar, más sin embargo lo obligué. No se veía nada, y yo quería llegar a la cima de la colina.

-No hay nadie por aquí, ¿ves? No pasa nada... -dije acariciándole el pelaje suavemente- No hay nada malo por aquí...

Finalmente logré que avanzara, directo a la cima.

-La pocion esta casi lista-Dije para mi misma.

Estaba en mi cabaña, hechando sal a un caldero con agua hirviendo con demases. La pocion de amor que le hacia a mi hermano mayor estaba casi lista. Hacia tanto tiempo que no hacia esto... ms bien hacia tanto que no me salia bien.

La tranquilidad se sentia en el bosque, solo se oia el viento soplar y el canto de algunas aves. Me asome por mi ventana y vi a un joven con espada montado en un caballo, seguramente es un caballero, aunque este no traia su armadura.

Se me ocurrio una idea de momento, el ultimo ingrediente que me faltaba, lo traia el, asi que me puse mi capa, el bolso, sali de la cabaña y me dirige hacia ellos.
Para mi desgracia el caballo empezo a relinchar,"Que molesto" pense "seguramente siente mi prescencia", pero el caballero no lo hacia, asi que me mantuve firme. Aproveche y fui directo a la cima, escondida -obviamente- ya que el muchacho iba con el caballo directo hacia la cima... y directo hacia mi.

Cuando llegamos a la cima. Unicorn se encontraba muy inquieto, más que abajo hacía un momento. Bajé de el e inmediatamente comenzó a trotar colina abajo.

-¡Regresa, mierda! -grité muy molesto al ver como el animal escapaba de mí y no me hacía caso. Corrí tras él y después de un momento me detuve para tomar aire, era inútil. El desgraciado ya iba muy abajo y de ninguna manera iba a poder alcanzarlo. Ya después me encargaría de él.

Me di la vuelta y volví a la cima. Me encontraba totalmente solo, más de pronto escuché un ruido y me puse alerta inmediatamente.

-¿Hay alguien por ahí? -pregunté al aire.

Ya estaba comenzando a pensar que no había nadie por ahí y a bajar la guardia, cuando escuché el sonido de una rama que se quebraba muy cerca de donde yo me encontraba. Me paralicé al instante, aunque podría ser cualquier cosa, un ave, un conejo...

Pero nunca estaba de más investigar un poco. Sobre todo cuando el lugar estaba infestado de criaturas horribles y peligrosas...

El sonido había provenido de una grupo de árboles que se encontraban junto a mí, así que caminé al lugar esperándo no encontrarme con absolutamente nada. Pero me equivoqué.

-Buenas tardes, señorita -saludé a la mujer que estaba detrás de un árbol. Seguramente había estado espiándome o algo así. Bueno, no se veía peligrosa, de hecho era muy bonita, pero con el tiempo había aprendido que nunca debes juzgar a alguien por primera vez basándote sólo en las apariencias. Agregué presentándome-: Arthur Kirkland, caballero del rey.

Fue uno de esos silencios incómodos que por más que piensas no sabes como romper. Ella se me hacía muy misteriosa, y algo me incitaba a quedarme.

-¿Se puede saber que está haciendo aquí? -pregunté, tratando de sonar casual, aunque estaba nervioso y no tenía idea de por qué- Este no es lugar para una mujer...

Era verdad, en especial en ese momento en que el sol comenzaba a meterse y todo tipo de criaturas comenzaban a salir.

-Si quiere, puedo acompañarla a casa...

Suspiró un poco cansado. Su confiencia le decía que no debía de dejar sola a una mujer en ese lugar. Y menos ahora... levantó la mirada al cielo y vio que comenzaba a a tener ese tono violeta-anaranjado que adoptaba antes de esconderse.

-De acuerdo... -murmuró por fin. No había más que hacer, si ella no quería cooperar, no le quedaba de otra.

Se dio la vuelta para retirarse, pero de pronto se detuvo. Había visto algo, volando justo sobre unos arbustos. Era... ¿un hada? Sacudió la cabeza, no podía ser, él sabía que esas cosas no debían de existir. Pero la criatura seguía ahí, revoloteando.

Se sobresaltó al sentir la mano de ella en su hombro, creía que ya se había marchado. Se dio la vuelta confundido.

-¿El hada? -dudó un poco antes de responder- S-sí...

Eso quería decir que ella tambien podía verlas. Al parecer no era el único, y era la primera persona en toda su vida que conocía que tenía esa facultad de ver hadas y otro tipo de criaturas que los demás consideraban solo parte de los cuentos.

Se dio la vuelta de nuevo hacia los arbustos y vio para su desilución (aunque jamás diría que se había sentido así) que el hada ya no estaba.

Asintitó con la cabeza a su pregunta.

-Sí... soy un caballero... -respondió con un murmullo confundido. Estaba seguro de que eso ya se lo había dicho antes. No desvió la mirada de los arbustos, estaba absorto, como esperando que la pequeña criatura volviera a aparecer.

De pronto se dio cuenta de lo tarde que era, el cielo ya estaba practicamente oscuro y las estrellas no tardarían en aparecer también.

-Es tarde... -dijo por fin con tono ausente.

-Bueno.. la verdad...

La verdad era que no estaba seguro cuant tiempo tenía viendo criaturas como esas. Desde niño, seguramente, pero pensaba en ese entonces que era algo de lo más normal, hasta que descubrió que nadie más veía lo que él, y le hicieron creer que solamente tenía una imaginación demasiado "activa".

-Creo que desde siempre... -respondió por fin, arqueando una ceja con curiosidad- ¿por?