Moonlight~ (Libre)

Miró la superficie del lago. Lisa, impecable, pura... y por un momento sintió que ella no debía de estar allí.

La luna iluminaba todo a su paso, incluyéndole. Su piel se veía más pálida y sus ojos rojos brillaban de aquella manera atrayente, que hacía que sus presas cayeran con facilidad ante sus pies. Pero por primera vez, ella desearía que no fuese así.

¿Se estaría arrepintiendo de haberse convertido en vampira? A veces pensaba que sí. Odiaba la soledad, demasiado. Y el no poder encontrar a su familia perdida le hacía sentirse cada vez más sola. Se acercó al lago, y miró la superficie de este. No tenía reflejo. ¿Cuántos años habían pasado desde que ella vio su rostro por última vez? Dudaba que estuviese fea. No importaba si su cabello estaba desarreglado, el ser vampira le hacía ser una de las criaturas más hermosas sobre la Tierra.

Y aunque sonase un poco loco, a ella no le agradaba del todo eso.

Se sentó en un tronco que había por allí, y siguió contemplando hacia la luna, esperando que tan siquiera esta le hiciera compañía durante un momento... sólo hasta que el sol saliera y ella tuviese que ocultarse de nuevo...

Pegó un brinco al escuchar una voz, y más cuando el agua comenzó a agitarse después de que escuchara un pequeño chapuzón.

Se levantó de su lugar, y con el sigilo que le proporcionaba sus poderes caminó hacia el origen de todo ese alboroto. Se encontró con un chico de cabello blanco y ojos violeta, y por un momento, su corazón ya muerto dio un vuelco. No le importó si aquel chico era un caballero o algo peor, fue corriendo hasta él y lo abrazó con fuerza.

Cabello blanco... ¿quién más podría tenerlo? Ocultó su rostro en el pecho de aquel chico, mientras que sonreía.

- ¡Te encontré, brüder! - dijo, feliz.

Se sonrojó con fuerza al escuchar las palabras del chico. Se apartó un poco y desvió la mirada hacia el suelo, mientras que se acomodaba uno de sus mechones semi largos tras la oreja, avergonzada.

- L-lo lamento mucho, señor - murmuró. ¿Cómo es posible que lo haya confundido con su hermano perdido? Bueno, nunca antes había visto a su hermano, y lo único que sabía era que tenía el cabello blanco como ella.

Trató de huir de allí, puesto que al no conocer al chico lo más seguro es que podría ser el enemigo. Sin embargo, tras escuchar lo último, no supo porqué, pero se sintió tranquila de repente. Miró fijamente al chico, con una ligera sonrisa.

- Me llamo Maria -sonrió- Maria Beilschmidt, y... perdón por haberte confundido, creí que eras... otra persona... - susurró, con cierta melancolía.

Sonrió un poco ante el comentario del chico, para luego mirarle confundida ante sus últimas palabras.

- Sé que aun está vivo, y... haré todo para encontrarle -le sonrió, para luego mirarle preocupada- ¿Tú... perdiste a alguien especial para ti...? -susurró.

Se sonrojó un poco ante su pregunta, y bajó la mirada, avergonzada.

- P-perdón si te molestó mi pregunta -le dijo.

Escuchó atenta todo lo que le dijo el muchacho, para luego sonreír de lado. Sentía un poco de empatía por él, puesto que también había perdido a las personas que quería: Sus padres. Suspiró y volteó a ver hacia el lago, mientras que se sentaba a un lado de él.

- Busco a mi hermano gemelo... y también a nuestro hermanito menor. Cuando nací fui separada de ellos, y otras personas me acogieron y cuidaron de mí -su mira se volvió triste- D-después yo... los abandoné por irme con la persona a quien creía amar, sólo para que después él hiciera lo mismo conmigo - susurró.

Se sonrojó con fuerza ante la propuesta del muchacho. ¿Ir a vivir con él? ¿Un chico? Podría no ser muy femenina, pero sus padres le habían enseñado a que una "señorita" no debía de vivr con algún hombre a menos de que fueran pareja.

Rió un poco, sintiendose tonta por sus pensamientos. Thoris no tenía malas intenciones, y aunque le acababa de conocer se le hacía una buena persona... aunque había algo en él que no terminaba de agradarle mucho, y no lo comprendía. Además de que claro, necesitaba un lugar donde dormir sin temor a que el sol le lastimara.

- Me encantaría, Thoris -le sonrió. Sin embargo, pronto deseó no haberlo dicho. ¡Era una vampira! Y él era un humano (o bueno, ella creía que lo era, aunque sabía que el chico tenía una extraña aura que le envolvía). Si se descuidaba podría matarlo, y eso no lo quería.

Hizo una mueca de angustia, sin saber como decirle de su situación al muchacho. ¿Qué le haría si le contara la verdad? ¿Le mataría, la entregaría...? Tembló un poco.

Se llevó las manos a la boca. ¡Demonios, lo había confundido de nuevo! Debería de trabajar más en su memoria, no había duda de eso.

Se sonrojó aun más cuando el otro posó su chaqueta en sus hombros, y más cuando le abrazó. No estaba acostumbrada a ese tipo de reacciones. Lo contempló pasear por la orilla, entre confundida y curiosa.

- Y-yo también tengo que decirte a-algo... -balbuceó, aún dudosa. ¿Qué haría él cuando le dijera? El miedo seguía allí, aunque ella tratase de reprimirlo- P-pero si quieres decirme lo que quieras decirme, a-adelante -sonrió.

Parpadeó varias veces, confundida. ¿Acaso había escuchado bien? ¿Era una parte mala de otra persona? Se llevó una mano a la frente, un tanto mareada. Después de un rato, volvió a mirar fijamente al chico.

- Ah... - no supo como empezar- ¿E-eso significa que eres... "dos en uno"? -preguntó, sin daber bien como expresarse. Rió un poco y le sonrió de lado -. No te preocupes, de verdad. Eso no es nada malo... supongo -se rascó la nuca, nerviosa, para luego mirarle seria -En cambio yo... yo soy la cosa maligna en este lugar.

Se sonrojó por enésima vez ante el nuevo abrazo, sin embargo, los colores desaparecieron tan pronto escuchó las palabras del chico. ¿Cómo era posible que supiera que era una vampira? Tan pronto escuchó que él era un brujo, rió un poco. Bueno, tal vez esa era la razón.

- Si, podemos hacer lo que queramos -le guiñó un ojo, divertida. Sonrió ampliamente, sintiéndose más tranquila y cómoda a su lado -. ¿Amigos? -le tendió una mano.

Rió contenta con el hecho de haber hecho otro amigo, hasta que de pronto, sintió como él la jalaba para después besarle los labios.

Se quedó pasmada, quita, y con la cara pasando por todas las diferentes tonalidades de rojo que podía existir. El chico se separó de ella y le dió la espalda; pero aún así, la albina no sabía como reaccionar. Lo único que atinó a hacer fue a llevarse sus dedos a los labios, aún atónita.

- Ah.... -fue lo único que logró decir.

Tardó en hacer que su cerebro procesara toda la información de los últimos minutos. Se sonrojó hasta la raíz, sintiendo como su muerto corazón latía levemente. Si hubiera sido humana, ahora ya hubiera tenido un ataque.

- N-no estoy molesta -murmuró como pudo, aún sin atreverse a mirarlo- E-es sólo que... nadie me había besado a-antes... -ladeó la cabeza, confundida- ¿Esto hacen los amigos? -preguntó, inocente.

Miró fijamente al chico. El hecho de haber sido transformada a temprana edad le hacía tener una mente inocente en algunos aspectos. Y el tema de los amigos era uno de esos.

¿Algo más? Ella no lo comprendía aún del todo. ¿Los que vivían juntos? Había vivido junto a Lovino un día, y nunca le besó así. Su cabeza estaba hecha un caos.

Sintió nuevamente que la abrazaba y la besaba, y ella seguía sin entender el motivo del por qué hacía todo eso. Contempló fijamente al chico, esperando a que el tal "Thoris" apareciera. Si mal no recordaba, ya le había conocido en una ocasión. Aunque quien sabe, ella tendía a confundir a todos con todos.

Parpadeó sorprendida al ver que el color de ojos y cabello del chico cambiaban.

- Ha-hallo -sonrió un poco- Soy Maria.

Negó con la cabeza ante lo dicho por el chico.

- Descuida, seré una "tumba" -bromeó un poco, para luego mirarle sería- ¿Volver a morir? -repitió, confundida. ¿Acaso se refería con su muerte humana y su nacimiento como vampira? Este chico si que le confundía un poco.

Le regresó el gesto con las manos, apretándoselas, mientras que sonreía con dulzura.

- Yo también les quiero - prularizó, refiriéndose a los dos-. Sé que seremos grandes amigos - respondió contenta, sin entender todavía a lo que el chico se refería con "querer de más".