Poder oculto[Libre]

Llevaba bastante tiempo por este lugar y hacía tiempo que no encontraba a ninguna victima. Me gustaba pasear por el bosque, a veces era lo suficientemene oscuro y silencioso como para encontrar a presas desprevenidas, pero ultimamente no encontraba a nadie que me pudiese servir. A veces me transformaba en una pantera y exploraba el bosque, teniendo así mas agilidad para correr. No me gustaba mucho estar rodeada de gente, pero notaba la falta de encontrarme humanos que engañar por el bosque. Ahora mismo estaba ajunto a un gran árbol, lleno de vegetación por todos lados y que desprendía un gran olor a naturaleza. Caminé un poco mas hacia delante, hasta llegar a un lugar en el que llegaba un poco de luz. Tal vez esperara que alguien que pasase por allí me viera, y así poder jugar un poco despistandolo y finalmente apareciendo tras él. Aquello me divertía bastante, y a veces me gustaba transformarme en pantera y asustarles aun mas. El miedo en sus ojos me gustaba, es mas, se podría decir que hasta me excitaba. Esperaba que este día me pudiese divertir un poco, así que seguí en ese lugar; esperando.

Miró a ambos lados antes de dejar que sus lagrimas cayeran. Echaba de menos su casa y aunque no deseaba volver lo mas mino, era su familia, la gente que le había educado y que le habia "querido". Sacudió la cabeza. Nadie le queria, nadie le apreciaba y seguramente no le echarian de menos. Las lagrimas caian sobre la cicatriz y hacia que le escociera bastante. Era ilógico, ya había sanado hacía mucho.

Se limpio las lagrimas con la manga de la camisa y volvio a tener esa actitud de despreocupado y de superioridad que siempre tenia con todos. Si ya de por si era superior, el ser quemado le hizo desconfiar totalmente de todos. Se aseguro de que todo esta bien y camino tranquilo por el bosque, eso le sentia bien, tranquilo.

-¿Esclavo? ¿Eres tu?-Se detuvo y miro por todos lados. Se sentia observado. Se llevo la mano a la daga que usaba para tallar. No sabia luchar, era para sentirse seguro.

Una voz, sí, una voz. Alguien que llamaba a su esclavo, pero yo no era su esclavo. Aun así decidí acercarme a ver que pasaba. A través de los árboles conseguí ver a un muchacho, apostaría a que no era un humano. A esta distancia no lograba verle bien, pero no me daba la misma impresión que lo humanos, parecía mas sofisticado, por así decirlo. Me acerqué mas a él, sin descubrirme aun, para observarle mejor. Yo estaba en lo cierto, no era un humano cualquiera. Era un elfo. Nunca me había relacionado con otras razas diferentes a la humana. Decidí jugar un poco y hacer una aparición con mi forma animal, tal vez así le asustara un poco. Una vez con mi forma animal salí de un arbol cercano a donde estaba el chico, que tenía la mano puesta en una daga. Si intentaba atacarme yo sería mas rápida y huiría, y si me alcanzaba siempre podía volver a mi forma humana y asustarle. Si me hería podía curarme, pero gastaría energía y no tenía ganas.

Estaba asustado, muy asustado, pero no lo demostraba. ¡C-Claro que no! Pero nunca habia visto un animal como ese. No era una presencia como la de su esclavo, aunque compartieran esa parte "animal" Era algo raro muy raro. Preguntó a la naturaleza con cuidado de que ella no lo notara, por si acaso. Recivio como respuesta que era una veela. ¿Que era una veela? Seguramente algo peligroso. Dio unos pasos hacia atras, intentando esconderse en algun lado.

-N-No te tengo m-miedo....-No engañaba a nadie con eso, pero habia que probarlo. Noto como las ramas del arbol cercano se acercaban por la espalda del animal. Lo atraparian y a él le permitiria escapar y regañar a su esclavo por dejarle solo.

Avanzaba sigilosamente hacia el muchacho cuando sentí que algo me agarraba por la espalda. Cuando me agarraron solte un pequeño rugido, pero no era un rugido agresivo, era mas bien un quejido. A medida que las ramas me oprimian, como si tuvieran vida propia, iba cambiando mi forma. De mis zarpas comenzaron a salir unos delicados dedos, blancos como la nieve. El pelaje negro de la cabeza de la pantera se iba alargando y cambiando a un color plateado, y el del cuerpo desaparecía para dar paso a un delgado cuerpo vertido con ropas claras. Los dientes menguaban y daban paso a una dentadura blanca y perfecta. Una vez con la forma humana las ramas la oprimieron mas, dejandola atrapada en ese lugar. Sabía perfectamente que la naturaleza obedecía a los elfos, y este no parecía uno cualquiera. Tal vez si le hablaba podría soltarme y seguir con mi juego.- Por favor, diles que me suelten.- Con una voz melodiosa me dirijí al joven elfo, que no sabía si había presenciado el espectaculo de mi transformación. En apariencia el chico parecía rondar los 15 o 16 años, pero seguramente tuviera muchos mas que esos.

Observo con los ojos abiertos como platos como aquel animal cambiaba a ser una joven, al parecer hermosa para el cannon humano, porque a él no le parecia mucha cosa, hasta la elfa más "fea" seria muchisimo más hermosa, pero no se puede pedir más, ¿no?

-¿N-No me h-haras d-daño?-Había visto las zarpas de la bestia y no se fiaba de ese aspecto. Las ramas le aprisionaban aun más fuerte, haciendo que se rompera el vestido en algunas zonas. Por dentro se recriminaba de hacer sufrir a otro ser...asi la podia denominar ya que no sabia lo que era en realidad.

Tras varios minutos pensando se decidio a pedir que la soltaran. Seguramente el idiota le hubiera dicho que a una dama hay que tratarla bien y luego el juglar intentaria ligar con ella. Resoplo, menudo idiota era. -¿Estas bien, bastarda?-su voz era algo más segura, pero en el interior tenia miedo.