Recuerdos Dolorosos (Libre)

Se pregunto cuanto tiempo había pasado desde la ultima visita que hizo a la tumba de su progenitora, o más bien al mausoleo que contenia los cuerpos de cada antepasado suyo, nobles, piratas, criminales, asesinos despiadados. Toda su familia estaba ahí enterrada, y lo más seguro es que aquel hombre que era su progenitor y el que acabo con su destino estubiera ahí, en la tumba de acero en la que lo habian puesto antes de cerrar la puerta por ultima vez en muchos años.

El sonido de las hojas secas romperse seguian sus pasos y el aire helado lo acompañaban deslizandose por su cuerpo ya de por si frío. Las rosas que tenia eran extrañas, eran tan rojas como la sangre pero con muchas espinas que dañaban la palma de su mano. Varias gotas de su sangre cayeron al suelo en la tierra y algunas más en el piso de marmol de la entrada al mausoleo.

Lo examino bastante, mirando cada detalle con una expresion bastante serena, inusual en él. Suspiro de manera pesada tomando la manija y dudo. Se quedo ahí de pie tomando la manija durante un tiempo y luego la solto, caminando a una banca hecha con el mismo marmol dejando las rosas a un lado mirando perdido hacía aquella puerta.

¿Y si aun seguia vivo? No queria ni pensar en ello.

Caminaba tranquilamente por el lugar, con escoba de paja en mano y su traje viejo (y ya algo sucio) que le había dado su jefe. La falta de dinero para conseguir algo de comida humana le había obligado a conseguirse un trabajo, y el único que logró encontrar y que se ajustara a su "horario" era como celador de aquel enorme cementerio.

Soltó un suspiro, para luego comenzar a barrer las hojas que estaban tiradas por allí, hasta que notó una imponente figura sentada a lo lejos. Confundida, se acercó a esta, ¿no era ya muy tarde como para que un humano estuviese allí?

- ¿Se puede saber qué haces aquí? - preguntó directamente, enarcando una ceja y cruzándose de brazos, olvidando por completo tener algo de compasión y cuidado hacia las personas que iban a ver a sus seres queridos.

Se dedico a jugar con el tallo de una rosa mientras escuchaba el ulular de un búho que no debía esta muy lejos de aquel mausoleo enorme y fantasmal. Iván paso su dedo con cuidado por el pétalo y tallo de una rosa sin importar si se hacía alguna herida. Escucho una voz autoritaria, definitivamente era femenina.

Levanto la vista casi sin ganas y viendo aquella figura. Era una fémina, aun cuando intentara ocultarlo con todas esas ropas sucias. Le miro un momento e hizo caso omiso de ella y su orden, solo se dedico a seguir enredando el tallo en su dedo anular sintiendo un ardor causado por las heridas que se hacia con las espinas.

- Vine a visitar a alguien, ¿da? - dijo con una voz seca, medio quejándose y sin moverse de su lugar. Si tuviera sus alas negruscas ahí se hubiera hecho capullo o las hubiera movido de manera intimidante. Pero por ahora, las guardaba.