Entre amigos (Privado)

Llegó hasta la orilla de aquel inmenso lago.

Ya era de noche, por lo que pudo quitarse libremente su capa sin temor a que los rayos del sol le hicieran daño. Suspiró y se estiró, para luego asomarse sobre la superficie y sonreír. No tenía reflejo, pero aun así tenía la esperanza de algún día verle.

Se quitó las botas y las dejó a un lado, para luego meter los pies dentro del agua fría. Realmente esta sensación de paz y tranquilidad le relajaban mucho. Se dejó caer sobre el pasto, y miró el cielo repleto de estrellas. Y por un momento, se sintió un poco sola. Su rostro perdió todo rastro de sonrisa en aquel momento, y cerró los ojos.

Se dejó envolver por el sonido de los grillos, pensando en lo agradable que sería tener compañía en ese momento...

Algunos dirían que estaba loco, y realmente no lo negaría. Pues no era de cuerdos el salir al bosque durante la noche, pues corrías el riesgo de no poder regresar a la mañana siguiente, pero ni que decir, a él no lo daban miedos los vampiros, hombres lobos y demás criaturas. Pero no era un tonto, pues siempre cargaba con un arma para defenderse.

Siguió caminando, sin un rumbo fijo en realidad. Le gustaba la noche, ¿Por qué? Ni él mismo estaba seguro, y era esa la razón que lo incitaba a salir de noche e internarse al bosque, por que quería saber eso.

Llegó hasta dónde el lago se encontraba. Era hermoso, con la Luna reflejada en el agua, junto con todas esas estrellas. Era esa clase de cosas que no podías ver durante el día.

Pudo distinguir una figura a lo lejos, sólo pudiendo distinguiendo el que era un chica, más eso fue todo. Se acercó con cuidado de no querer asustarla, o sobresaltarla y que lo quisiera atacar, por que el sabía lo que en ese bosque había

En la oscuridad y silencio de la noche, una figura se movía con rapidez y sorpresivamente ágil entre malezas, saliendo de la peor parte del bosque para acercarse al arrollo.

Había conseguido una víctima. Una muchacha imprudente que se había aventurado al bosque por rebeldía seguramente, y que había terminado en sus manos. Ya satisfecho podía disfrutar el resto de la noche para vagar más tranquilo, aunque siempre estuviera la posibilidad de un caballero rondando la zona. El lago era uno de sus lugares preferidos, así que no dudó en dirigirse allí. Pero apenas lo divisó, sintió algo más… algo… que no debería estar ahí. Eran presencias, él las podía sentir con facilidad por ser de sangre pura. Un humano, ese olor era inconfundible, y otro vampiro rondaban el lugar…

Apretó los dientes fastidiado, pero era demasiado terco como para irse solo por eso, así que se decidió a investigar. Se acercó lentamente, entre los pocos árboles que rondaban la zona, hasta echar un vistazo a una silueta pegada al arrollo. Una … ¿muchacha? Se veía joven, y su cabello resaltaba bastante con la luna. El humano no podía estar muy lejos. Pero su naturaleza tímida le impidió revelarse para exigir que se alejaran.

Estaba por quedarse dormida; lo cual era muy raro en ella puesto que disfrutaba su pequeña libertad durante la noche, hasta que lo sintió.

Era un humano. El olor a su sangre llenó sus pulmones e hizo crecer el ardor en su garganta, producto del hambre. Sin embargo, esa noche no tenía ganas de cazar nada. Fingiría ser una campesina común y corriente y dejaría que el humano siguiera con lo suyo. Aunque debía de admitir que le extrañaba ver a alguien en el bosque a estas horas.

Abrió los ojos, y se incorporó hasta quedar sentada, con los pies fuera del agua. Miró a su alrededor, notando que el chico se acercaba hasta ella. No pudo distinguirle bien a primera vista, pero aun así sacó su mejor sonrisa, tratando de aparentar algo de inocencia. Fue hasta ese momento en el que sintió otra presencia. ¿Un vampiro? Sus sentidos se pusieron alerta, mientras que sus musculos se tensaban, listos para el ataque.

- Gute Nacht (Buenas noches) - saludó al chico, ignorando por completo al otro vampiro. Si quería atacarlos, ya lo hubiera hecho. Aun así, seguiría alerta.

Se acercó un poco más, notando como la muchacha se incoporaba. Se sorprendió un poco cuando le saludo -la cual se le hacía curiosamente familiar-, al parecer no era nada bueno cuando acercarrse a la gente a urtadilla se trata.

-Buenas -le respondió parandose a unos 10 metros de la chica,-, Disculpa, no era mi intención molestarte -le dijo sentándose en el pasto, con la vista al lago.

Si había o no otro vampiro, seguramente él no lo reconocería o se daría cuenta de su presencía. Estaba seguro que la voz de la chica la había escuchado antes. Dirigió la vista una vez más a donde ella estaba, tratando de reconocerla o ver algún detalle que le digera quien era. Y es que Henrik, no tenía una muy buena vista, menos, si acaba de tomarse algunas cervezas antes de salir. No es como si él fuera débil al alcohol, por que no lo era, si no que...había tomado un poco de más

La muchacha se acercó al humano casi de inmediato. No era de sorprenderse, después de todo los de su especie detectaban fácilmente a los demás. Seguro que también era conciente de su propia presencia… motivo por el cual debería largarse de allí… no había punto en quedarse a mirar como la vampiro se comía al humano o algo así…

Suspiró fastidiado, mirando la manera de alejarse disimuladamente. Decidió optar por la velocidad y se preparó para alejarse de una sola corrida cuando su pie tropezó en el primer paso con una de las raíces del árbol. Cayó de cara, estrepitosamente.

—¡Mierda! —se medio incorporó cubriendo su boca con ambas manos. Acababa de clavarse un colmillo en su propio labio… hablando de accidentes idiotas… que solo le pasaban a él. Claro, se curaría en cualquier momento, igualmente acababa de hacer un enorme ruido y seguro que los otros ya lo habían escuchado. Bueno, con suerte lo ignorarían o pensarían que había sido algún animal… que hablaba.

- No te preocupes, no me molestas para nada - sonrió, dirigiéndose al humano.

¿Por qué aquella voz se le hacía tan conocida? Era mala recordando nombres y rostros. Enfocó su vista en el muchacho, quien se hallaba a unos metros de ella. Cabello castaño y largo, con un par de flores en este. Ojos verdes, voz profunda... ¿dónde le conocía...? ¿Dónde...?

Abrió los ojos como platos, tan pronto su mente pudo recordarle el nombre de aquella persona.

- ¿Acaso tú no eres...? - pero no pudo terminar. Un sonoro ruido le hizo pegar un brinco por el susto, mientras que se ponía de pie de un sólo salto. Escuchó como alguien maldecía, y el olor a sangre se esparció rápidamente en el aire. Tal vez el humano no lo olería, pero ella que tenía un olfato sensible sí.

Era el otro vampiro, de eso no había duda.

- ¡¿Quién anda ahí?! - dijo, molesta. No mostró los colmillos, puesto que el humano seguía allí. Y aún no estaba segura si era "aquella" persona. Esperó la respuesta del otro vampiro, mientras que se preparaba para ir a atacarle en caso de que quisiera hacerles daño.