Catching Up [Privado/Emilly]

La loba caminaba lento por el muelle, con una canasta medio vacía que ella veía más bien medio llena. Tenía cosas bastante raras y al parecer la gente que le traía especias y artículos la conocía bien, ¿cómo no conocer a una niña rubia, viajera por todo el mundo? Casi todos los comerciantes los había conocido por favores, ella vivió en base a buenas intenciones y favores, por eso podía viajar por todo el mundo.

Caminaba con un vestido marrón algo tradicional de su tierra, con su collar artesanal y con su andar algo pausado. No era que estaba cansada, pero no tenía tanta fuerza que necesitaba recuperar, pero eso no era escusa suficiente para no salir.

A lo lejos le llegó un olor agraciado, caballeresco y que le inundó los ojos con una melancolía inmensa.- Papá... -miró en busca del olor pero unos cabellos de oro la distrajeron, el sujeto estaba sentado en la orilla con las piernas colgando y jugando con su espada. No necesitaba verlo para saber quien era, porque su presencia era el recuerdo de su padre a lo lejos.

Se acercó a él callada, con ese sigilo de lobo nocturno para sentar su cuerpo al lado y sonreír- Hey, pareces estar muy divertido con tu espada, ¿qué tiene de especial? -su sonrisa no cambiaba con el tiempo, realmente ella parecía seguir siempre de la misma edad, una don de lobo que no duraba mucho. Ella envejecía rápido.- How long is the time? Days feel like years~

Se sobresaltó al escuchar la voz de la chica tan cerca, casi dejando caer al agua su espada. No la había escuchado aproximarse, totalmente concentrado en lo que estaba haciendo. Sin embargo nunca la había importado tan poco una interrupción como esa. Era Emilly. Su voz era inconfundible, así como su sonrisa. Y le sonrió a su vez sin poder evitarlo.

-Significa muchas cosas -respondió, bajando la mirada hacia la hoja de la espada-. He peleado muchas batallas con ella, seguro que recuerdas algunas de ellas... -suspiró, recordando esos días en los que parecía que cada día hubiera alguien contra quien defenderse. Ahora las cosas eran más tranquilas. Y no importaba si perdiera el filo, de igual forma la guardaría por lo que significaba para él.

La colocó a su lado, poniendo de nuevo toda su atención en Emilly.

-De hecho... creo que es al revés. Todo este tiempo ha pasado demasiado rápido -Hizo una pequeña pausa antes de añadir-: Esta es la primera vez que nos vemos en mucho tiempo, ¿cierto?

La muchacha sonreía con cariño y alegría, y un tono naranja se pigmentaba en su piel que marcaba la sonrisa y la mirada confortable.- Claro que la recuerdo~ cosas así no se deben perder en la memoria -Movió levemente la cabeza en un gesto tierno hacia el sol, realmente la memoria no cobraría cosas con ella, no quería perder sus recuerdos. Buenos y malos, eran suyos.

Movía las piernas como una niñita, pero no poseía su cuerpo. Balanceaba sus piernas divertida, escuchándole atenta- Depende de cómo mires el tiempo.. pero sí, pasó poco y a la vez bastante -le miró sonriente, con ese misterio indio en sus palabras- you know, depende de qué hayas hecho con tu tiempo~

Eso le dio que pensar, tanto así que miró los cielos unos segundos para hablar con una voz añeja, tan buena como el vino con el tiempo.- "Calla, mira, llora... canta, ríe, ama." -suspiró- con mi tiempo yo me casé, formé una vida más.. ahora tengo algo más por qué vivir... -le miró, quizás ella era, bueno sí, era MUY directa y no tenía pelos en la lengua, como así se había desvestido de los miedos por completo. Era confianza.- you know? Cuando me acerqué a saludarte recién lo primero que te vi fue la sonrisa, antes no me sonreías.

Yo no perdí el tiempo, se me hizo escaso.- pensó.

Frunció un poco el ceño, escuchando lo que le decía Emilly sobre el tiempo. Suponía que tenía razón, aunque nunca había llevado mucho la cuenta de los días, ya que no era algo que le interesase mucho. Bajó la mirada hacia el mar, sin dejar de balancear sus piernas, aunque más lentamente que ella.

-Ok, tú te casaste, quizás hiciste más cosas con tu tiempo que yo con el mío -murmuró, pensando en que el estaba lejos de llegar a eso, o bueno, quizás y no tanto... Sin embargo, al escuchar la útlima parte de la oración levantó la vista hacia su rostro, sorprendido. ¿Había dicho "formar una vida más"? ¿Acaso se refería a...?

-Esa es otra muestra de como cambian las cosas -respondió, refiriéndose a su sonrisa, con aire medio ausente y la mirada fija en ella. Era cierto, antes no solía sonreír tan seguido como lo hacía ahora, o más bien, con tanta facilidad. Sacudió un poco la cabeza, queriendo volver al tema anterior. Necesitaba aclarar las cosas-. Pero espera, entiendo que te hayas casado... supongo, pero lo que dijiste... ¿Formar otra vida? ¿Acaso ha pasado tanto tiempo? O... ¿estoy entendiendo mal?

Sí. Seguramente Emilly se refería a otra cosa, no a lo que le había venido a él a la mente. Porque eso sería algo... era un cambio muy grande que no esperaba.

La duda en el tono de voz del otro le hacía una gracia tremenda, no podía evitar reír ante eso. Le divertía esa inseguridad en el tono de voz.- Me refiero a que no soy la misma de antes... -suspiró- you know, los hijos~

Sonreía de medio lado ante el mar, realmente no deseaba hablar mucho de ella misma. Eso que era algo egocéntrica, pero quería saber del otro. Su olor era más mágico, realmente estaba curiosa de eso.- Hey, pero no hablemos de mí, right? Tell me about you... -dejó el misterio en el ambiente cuando las olas rompían con fiereza en las rocas, abriendo la boca un tanto para decir- así que tienes una esencia de hechicero, ¿dejarás la espada entonces?

Era lo más lógico y lo que debía hacer, la fidelidad ante todo es algo de los lobos. Quería escuchar qué era de su vida, de sus días de caballero que debían acabar.- Responde! ¿qué tal tu vida amorosa? Hahaha~ ahora deberías ser más libre sin reino!

No quería cambiar el tema hacía él. Le parecía más interesante y menos incómodo el que Emilly le hablara sobre sus hijos a que él le dijera sobre las cosas que habían pasado en su vida. Chasqueó la lengua desviando su mirada hacia la espada que tenía junto a él, dudando un poco sobre como responderle a eso.

-No. No la dejaré -dijo finalmente, sin levantar su rostro hacia ella. Sabía que no estaría de acuerdo con eso, pero no podía evitar tomar esa decisión-. No me malinterpretes... No es que vaya a ir por ahí matando a todos los seres mágicos que me encuentre... -aunque claro, al principio ese había sido el plan. Ahora ya no estaba tan seguro y la idea de afrontarse a eso no le agradaba. No todavía.

Sin embargo sintió como un sonrojo cubría su rostro al escuchar la última pregunta. Definitivamente no la había visto venir de forma tan directa.

-Ah, pues, t-todo está perfecto, sí, ¿p-por qué preguntas? N-no tenemos que hablar de eso! -No iba a negarla. Tal vez algunos años atrás lo hubiera hecho, pero algo había madurado-. Además, creo que con eso de los hijos estoy seguro de que la tuya es mucho más interesante que la mía, y me gustaría escuchar~

El ambiente se volvió frío para ella. No dijo palabra alguna, la respuesta era algo atroz para alguien como ella porque faltaba al primer y más importante de sus principios: La fidelidad.

Lo escuchó con esa voz tímida e indecisa, se notaba que tenía algún enredo amoroso o qué sabía ella, pero no dijo nada. No tenía ganas de hablar después de eso. Se quedó en silencio, miraba a la nada en el muelle. Pensaba cómo decirle, cómo hablarle. Ella igual sentía que había cometido traición cuando pensaba que estaba enamorada de un vampiro, pero fueron los mismos lobos que le dijeron "dónde el amor manda, no puedes hacer nada. Pero no te olvides jamás de tus principios". Nunca lo hizo, nunca dejó a los lobos del bosque, nunca dejó a su jauría ni a su familia aunque implicaba vivir lejos de todos e intentar dividir el día para compartirlo con todos... ¿qué dirían ellos de esta traición?

Abrió los labios lento, sin dirigir la mirada- No -resonó un poco en sus pensamientos, como el eco. Las palabras que dirían incluso la desanimaban, prefería no decirlas pero debía- No entiendes, no puedes servir a dos amos. Eres infiel a tu propia naturaleza y eso no te lo perdonará nadie en el bosque, menos a tus iguales y considérate enemigo de toda criatura fiel a sí misma -se levantó algo dolida, sin mirar atrás y con ese paso firme, seguro y poderoso. Ella era fuerte, fiel y de buenas intenciones y ése era su fuerte, no se traicionaría a sí misma.. al menos no aún, no ahora.