{Libre} Recordando lo olvidado.

Ya hacía un tiempo que se había establecido en el bosque para vivir. Sabía que era un lugar peligroso, sabía que incluso él no podría vivir solo, toda su vida había vivido dependiendo de su familia, no molestándose por dejar de ser torpe y sin importarle realmente cómo ejercer magia correctamente.

Por esos comportamientos pagó un precio muy caro. Sí, a pesar de ya vivir 4 años solo rondando de lugar en lugar, finalmente decidió que se establecería aquí en el bosque, cuando cumplió 20 años, viviría ahí y moriría ahí, en un lugar que sí, podrá ser peligroso, pero por eso suponía que nadie se acercaría por ahí, nada amenazaría su vida, nada le haría recordar aquello...

Se había perdido nuevamente tras haber ido al lago por agua, ya llevaba viviendo ahí por cuatro meses y sí, aún no se aprendía muy bien los caminos; a veces pensaba que el tamaño superaba al tiempo. —No por favor... no de nuevo. —se quejó el finlandés mientras intentaba ubicar alguna seña particular de los árboles de regreso... ¡si todos eran iguales! Todo era muy difícil ahora.

Chasqueó la lengua fastidiado, llevaba caminando por mucho tiempo, el sol indicaba que ya era tarde, más las nubes que lo cubrían parcialmente y el color anaranjado del cielo. —Se hará tarde de nuevo... —dijo para sí mientras se deslizaba por un tronco de árbol y se abrazaba a sus piernas. Se encontraba muy cansado y esa actitud demasiado torpe y despistada lo traían fastidiado, no podía usar su magia para indicar el camino, no era muy buen hechicero y siempre que intentaba hacer un conjuro, todo salía mal...

Absolutamente todo salía mal, tal como aquella vez.

—Quizás no debí nacer como hechicero... —dijo en voz baja, hablándole al viento, mirando hacia en frente las escenas de sus más profundos recuerdos que se reproducían.

Iba simplemente andando por ahí, iba de regreso a casa de Emily, había pasado una semana fuera, aunque su aspecto no lo demostrara realmente. En la mano llevaba un un par de conejos que acababa de cazar, el reluciente pelaje blanco estaba manchado de tonalidades rojizas y de un rojo más oscuro. Por algun motivo le gustan los animales de colores claros, quiza tuviera algo que ver con el mismo color de su pelaje.

Se detuvo al olfatear una presencia que no correspondía del todo al lugar, la había percibido en otras ocaciones, pero nunca tan cercana como esa vez. Se acerco curioso a ver quien era el intruso, solo podía saber que era un mago en definitiva... era muy caracteristico de ellos ese aroma, y estaba demasiado familiarizado con e l como para no notarlo.

Se detuvo tras unos arboles a observar al rubio, no parecía muy grande o fuerte... pero bueno el mismo no lo parecía y lo era. Aspiro el aire con fuerza, tratando de averiguar algo más de aquel hombre que hablaba al viento y segun podía escuchar, estaba en lo correcto era un hechizero.

Se movio despacio, tratando de acercarse un poco más sin ser visto, la magia era peligrosa, tanto si se usaba al descuido como si se usaba con la intención de dañar.

En el momento que estuvo en silencio pensando en que comenzaba a hacer frío, pudo escuchar pequeñas ramitas crujir al ser aplastadas por algo o alguien que rondaba posiblemente el lugar. Ese ruido le causó un ligero escalofrío que le recorrió toda la espina dorsal y se manifestó posteriormente con un rostro de quizás temor en el finlandés que miraba expectante cualquier lado del cual probablemente provenga aquel sonido, buscando al ser que rondaba por ahí.

—Oh cielos... —susurró de una manera casi imperceptible, que apenas el viento pudo escuchar, mientras con la mirada buscaba algún punto sospechoso de entre tantos troncos de árboles, claro, con mucha dificultad ya que la luz comenzaba poco a poco a desaparecer del escenario frondoso.

La noche que comenzaba a hacer lentamente presencia en el lugar dificultaba la vista del finlandés y hacía que sus nervios aumentaran, no esperaba que algo rondara por ahí, aunque claro, no tenía idea de dónde se encontraba, quizás se haya metido en alguna zona bajo el dominio de alguna criatura peligrosa y no lo sabía.

—¿Q-Quién anda... ahí? —se atrevió a preguntar mientras después de levantarse de donde estaba comenzaba a dar pasos hacia algún lado para comenzar a escapar, sabía que si era un monstruo o criatura peligrosa no tendría oportunidad contra él, ya que su único recurso es la magia y no sabe usarla correctamente.

Casi gruñe para si mismo cuando una rama se quebro bajo sus pies e hizo ruido, alertando al otro de su presencia, era imposible que luego de tanto tiempo en el bosque aun no pudiera ser completamente sigiloso.

... se acerco unos pasos más, curioso después de todo, no parecía ser una mala persona y su olfato no detectaba nada extraño además de la magia y quiza algo de miedo... se preguntaba si debería quiza acercarse.

¿Qué haces aqui? se irguio cuan alto era -que no era tanto tampoco-, junto a un árbol, dejando que se viera su silueta, pero no verse completamente, la noche le ayudaba en eso definitivamente, y sus ojos le dejaban ver al intruso con más claridad de la que el podría verlo.

Escuchaba unos misteriosos sonidos provenientes de algún sitio, ¿a su costado, izquierda, derecha, detrás? O quizás... ¿Adelante?

Se movió otros cuantos pasos a la derecha encontrando una posible ruta de escape, en este momento debía confiar en su sentido de la orientación y en sus vagas habilidades auditivas. Más sin embargo esos ruidos aún le seguían poniendo nervioso, no podía simplemente correr sin rumbo, no sabía ni siquiera a dónde correría; debía localizar su casa antes, aunque su magia orientadora no era muy buena que digamos.

Escuchó pasos, pasos y más pasos, lo peor de todo es que con cada paso que sonaba se escuchaba más próximo a él; estaba punto de caer de los nervios, su corazón estaba a mil ya que nunca se había encontrado en una situación peligrosa desde aquella hace cuatro años, pero en ese momento sus padres estaban ahí para ayudarle.

Pudo divisar una silueta, más no completamente, difícilmente podía descifrar que era, aunque parecía humano. Pestañeó varias veces; la cosa no lo había matado, sino que le había preguntado "qué hacía ahí".

—¿Q-Qué hago.. aquí? —no se creía que la voz estuviera preguntándole aquello, pero le quedaba confiar y no hacerlo enfadar. —M-me he perdido y sólo quería regresar a mi casa... —confesó algo apenado, sintiéndose totalmente incompetente ante la extraña figura que tenía frente a él.

Lo escucho con curiosidad, decían que la curiosad había matado al gato, pero al obo tampoco le iba tan bien con ella, al menos a el no. Además ahora sabía con certeza que estaba asustado. Si el aroma no bastanba, el apresurado latir de su corazón si lo hacía, el otro estaba aterrado y eso le daba un poco de confianza en si mismo de algun modo.

¿Perdido? hablo con algo de desconfianza, si bien no era raro que las personas se perdieran en la espesura del bosque, si lo era que alguien llegara tan adentro ¿Y que hacías antes de perderte? mucho a su pesar, su voz ahora si sono más curiosa que otra cosa, e incluso dio un par de pasos hacia el, dejando que la luz de la luna cayera sobre su rostro.

—¿Eh? —repentinamente perdió algo de miedo, mas no se confiaría claro que no, es decir, se encontraba en una situación peligrosa y si bajaba la guardia sabía que en ese momento moriría, no quería morir, no aún.

Sin embargo la pregunta de la criatura sea lo que fuere le hacía era imposible que no piense en que no tenía tono peligroso. —...Fui por algo de comida y agua. —decidió contestarle, para demostrarle que no tenía intenciones malas, nada más quería volver a su hogar, pero no sabía donde estaba. —Y... al momento de regresar simplemente no supe qué camino tomar. —aceptó apenado, avergonzado e incompetente, si habían emociones que podían describir su ser en ese momento, eran esas.

—¿Y tú... vives por aquí? —se atrevió a comentar, quizás fuera una persona que por seguridad esconde su identidad de entre las penumbras, pero aún así corría el riesgo de que lo ataquen en cualquier momento.

- En el bosque- bueno, no era mentir, aunque no fuera tampoco muy especifico. Vivía en una cabaña en el bosque, y antes de llegar ahí y encontrar a Emily vivía viajando por los bosques.

-No pareces una mala persona- terminó por decidirse y se acerco un poco al otro, confiando en que podría arreglarselas si algo malo pasaba o si al otro le daba por atacarlo -Sigue siendo raro ver gente en estos lugares- sin embargo no dejo de observarlo con desconfianza, ya estando más cerca podía verlo mejor y eso tambien ayudaba.

Aunque el otro pudiera tambien verlo, después de todo era poco más que un niño que salía de entre los árboles, pero nunca se había preocupado demasiado por la forma en que lo veían los demás, así que eso le tenía sin mucho cuidado.

Escuchaba atento las palabras de la persona escondida entre las penumbras, escuchaba su voz más relajada, tranquila y sin cuidado; esa era una buena señal ¿no es así? Pudo relajarse un poco y dejar de estar tan preocupado, total que las palabras de la persona no eran para nada desagradables.

—Ya veo... no me esperaba eso, también vivo en el bosque, sólo que no sé muy bien por donde... —admitió un poco avergonzado por haberse perdido, ya llevaba bastante tiempo viviendo por esas zonas... ¿¡Y no se le había ocurrido hacer un caminito!? Bueno, la verdad era que no quería que nadie le encontrara, pero tampoco funcionaría si siempre se la pasaba perdiéndose.

Se percató que el chico (o eso esperaba) se acercaba, una especie de lluvia de nervios lo invadió, no sabía qué esperarse... aunque cuando por fin descubrió a la persona dueña de la voz, se pudo relajar un poco "es sólo un niño" pensó.

—¿No es normal ver gente por aquí? —miró un poco las copas de los árboles. —¿Tan... solitario es este bosque? —se atrevió a preguntar, si era así había decidido vivir en el lugar correcto.

¿Vivía en el bosque? ¿Por que había elegido un lugar así para vivir? o más bien ¿por que había elegido un lugar tan adentrado para vivir? Ni ellos vivían tan escondidos, claro que había dicho que estaba perdido, quizá lo explicaría....

-No dije que fuera solitario- ahora podía podía verlo claramente, un hombre menudo de cabellos rubios, estaba seguro de poder arreglárselas contra el de ser necesario, lo que le dio la confianza de acercarse incluso un poco más.

-Muchas criaturas viven aquí, solo son los humanos quienes no paran por estos lugares, a menos que estén buscando algo- y algo casi siempre se refería a alguna criatura mystica(?) que estuvieran cazando. -Y solo los caballeros o cazarecompensas se atreven a llegar hasta acá... algunas veces-

Escuchó la historia del bosque, bueno, tenía sus propios motivos para quedarse a vivir en un lugar tan recóndito, pero también no tenía en mente que pudiera llegar a ser muy peligroso, en todo el tiempo que había vivido ahí no había tenido problemas, hasta ahora que fue algo inusual encontrarse con una criatura mágica.

—Así que este bosque está más habitado de lo que pensé, y yo que creía que elegí un lugar donde nadie pudiera encontrarme. —dijo lo último para sí, no pensaba contar con que habían criaturas mágicas habitando el bosque junto con él y que a menudo caballeros y cazarecompensas venían.

—Jeje, bueno, en todo el tiempo que estado aquí nunca me he topado con nadie, ni tampoco sentía la presencia de ninguna criatura mágica. —fue cuando cayó en cuenta que quizás su sensibilidad mágica(?) no esté funcionando correctamente.

—Entonces... —recordó un dato importante. —Por lo que dices... —miró al chico. —Tú no eres un caballero o un cazarecompensas... ¿o sí? —sentía algo de temor, pero no era un temor enfermizo, sino la intriga de saber con qué criatura había estado charlando.

Se quedo simplemente observándolo ¿estaría ocultándose de alguien o de algo? Había bastantes hechiceros por ahí en realidad, y muchos vivían en mismísimo centro del pueblo, conviviendo con las personas comunes, mientras fueran astutos no solían tener demasiados problemas.

Negó con la cabeza a su pregunta Ninguno de los dos aunque no debería revelar más... eso podría acarrearle problemas más tarde, pero quizá si simplemente no nombraba a Emily y la casa donde vivían no pasaría nada Soy un lobo

No era decir mucho, y el era fuerte y podía defenderse de ser necesario, confiaba en su fuerza y en sus instintos.

Esperaba esa respuesta de una u otra manera, pero sin embargo no sabía el porqué se sorprendía y sentía que al intriga lo invadía por completo. Tragó en seco, esperando saber de qué se trataba, pero cuando por fin lo supo se sorprendió aún más. ¿El pequeño? Que bien era de su misma altura o aún más alto, no sentía que no fuera un humano, más sin embargo quizás el miedo que sintió le indicaba que no era humano ¿por qué no lo sospechó?

—Así que un lobo. —estaba claramente nervioso, pero por todo el rato por el que hubieran estado hablando se mostraba como alguien pacífico, como quien decía, tiene suerte. Pero sin embargo en su cabeza comenzaron a aparecer numerosas advertencias, no debía confiar en nadie, ni en nada, no debía permitir que se acerque más, simplemente en cualquier rincón había peligro. —No me lo esperaba. —soltó sin saber porqué, de a poco se le agotaban las ideas.

Aunque mantuvo su rostro inexpresivo, mentalmente sonrió al ver que se había puesto nervioso con esa declaración... le parecía divertido y lo hacía sentirse más fuerte y orgulloso de sí mismo. Aunque no entendía porque no lo esperaba ¿No parezco un lobo acaso? dio un paso al frente, no solía ser cruel, pero la situación le recordaba un poco a sus noches lobunas de cacería.

Estaba lejos de perder el control, pero la pequeña vena que se apoderaba de el en luna llena y le hacía disfrutar de ver el miedo en sus presas parecía estar saliendo a flote, quizá el que faltara poco para esa parte del mes tenía algo que ver con ello.

—Es decir... —comentó nuevamente, pudiendo sentir un aire tenebroso invadir el ambiente, no quería apresurarse a sentirse en peligro pero tampoco tenía que bajar la guardia que ya la tenía bastante baja. —Antes de que aparecieras no sentía ninguna otra presencia, quizás eso es lo que no me esperaba. —comentó, realmente se sentía solo en ese bosque y era lo que estaba buscando al vivir ahí, encontrar otras criaturas a ese alrededor le sorprendía bastante, él había supuesto que nadie más podría llegar a aquella zona peligrosa del bosque.

Vaya que estaba equivocado.

Miró hacia arriba de reojo y pudo fijarse que el sol comenzaba a ocultarse, dejándole paso a la luna a quien ya le tocaba hacer aparición. La luna que se asomaba y se podía ver muy levemente de entre las copas de aquellos árboles parecía vigilar la escena que se desarrollaba en aquel lugar.